jueves, 6 de agosto de 2009

Es bien conocido que en una sola noche los soviéticos levantaron un muro que dividió Berlín en dos.
El criterio fue el estrictamente territorial, por lo que la ciudadanía no fue tenida en cuenta para nada, y con ello ya estoy diciendo que todo aquel que se encontrara aquella noche en el este tuvo que quedarse ahí por mucho que estuvera domiciliado al otro lado, quedando separado de sus familias, parejas, amigos o sus puestos de trabajo. La reacción ante la visión del muro fue de puro horror. Desde el primer instante ya hubo muchos que intentaron pasar al otro lado siendo retenidos por las fuerzas del orden. Algunos rabiaron al ver que la línea divisoria estaba precisamente frente a su fachada y que despertaban con una pared enfrente. Tampoco fueron pocos los que se mataron saltando de un cuarto piso para intentar pasar a la otra zona o los que tiraban a sus niños a las alambradas con la esperanza de que alguien los recogiera en el oeste. Incluso muchos que no figuran entre los que oficialmente fueron derribados a balazos por los guardias, murieron asesinados mientras intentaban huir a través de las estaciones fantasma del metro o por el alcantarillado, que también había quedado partido.

Hubo una historia acerca de una pareja de novios que merece ser contada: parece él pudo quedarse en el oeste pero ella estaba en el este. Incluso así continuaron su relación a través de carta y llamándose por teléfono. Las autoridades de la DDR llegaron a expedirle un pase al chico para que una vez al año pudiera encontrarse con ella sólo durante unas horas. Se encontrarían sólo 3 veces, tras las cuales la relación se rompió. él había conocido a otra mujer en el Berlín occidental, la cual además guardaba un parecido físico impresionante con la que había sido su novia. Lo más curioso es que al poco de casarse fueron de visita a la zona este y después de pasar los estrictos controles de la DDR, y de que estos comprobaran de que todos los papeles estaban en regla, fueron a pasear por Pankow. Entonces él le dijo lo peor que un hombre casado le puede decir a su esposa, eso de "ahora vuelvo que voy a comprar tabaco",lo cual tampoco es tan grave mientras no te dejen tirada sin tus papeles, porque lo que el chico hizo no fue nada más y nada menos que ir a buscar a su antigua novia para sacarla de ahí con el pasaporte de la esposa y lo consiguió. Sin embargo y por influencias, la esposa abandonada consiguió regresar al bloque occidental y la pareja fue detenida y juzgada por un tribunal que los condenaría a la cárcel.





Udo Lindenberg fue un cantante e rodeado de cierta polémica que sería muy conocido especialmente durante lo que fueron los años ochenta: no sólo profesó un activismo feroz en contra de la violencia de los grupos de ultraderecha de su país, sino que fue de las pocas estrellas de rock que pudieron tocar en Alemania del Este y para mayor colofón en el mismísimo Palast der Republik, donde se atrevió a interpretar su clásico Sonderzug nach Pankow en la que satirizaba a Erich Honecker, el cual durante tantos años seguía siendo el máximo dirigente de la Alemania socialista, consiguiendo que le revocaran la gira para gran contrariedad de los fans. Y es que Udo fue también otro de los que en su día tenía permiso hasta la medianoche para cortejar a una chica en el este del Edén.

Stell dir vor du kommst nach Ostberlin
und da triffst du ein ganz heißes Mädchen,
So ein ganz heißes Mädchen aus Pankow.
Und du findest sie sehr bedeutend
und sie dich auch.
Dann ist es auch schon so weit.Ihr spürt, dass ihr gerne zusammen seid
und ihr träumt von einem Rockfestival auf dem Alexanderplatz
mit den Rolling Stones und ner Band aus Moskau.

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