martes, 30 de junio de 2009

Los maones rojos de la iglesia de Getsemaní resplandecían. Las campanas tocaban las seis y el tejado de aguja rompía una arboleda agradable bajo la cual los berlineses llevan paseaban a sus hijos como a perros. Smoboda se deja ver con unas enormes gafas de sol y un pañuelo alrededor del cuello. Heladerías, bares de sushi, bicicletas y gente moderna que iba a americanizarse dentro del centro comercial. Es un amargo idilio. A veces te sientes como un ser circunstancial, fundido como una parte más del decorado, un figurante al que gustó porque quedaba bien en las fotos del book. Llevaba encima el póster que acabo de colgar en la pared de mi habitación para hacer algo especial antes del trabajo. Los Rolling Stones en 1965. Un poderoso blanco y negro con Brian Jones en el centro. Las tiendas habían sacado los artículos a la calle. Aquí nadie toma nada que no sea suyo. Hace tanto sol que nadie puede quedarse en casa. El barrio es un torrente de gente saludable que exhibe su excelente calidad de vida y otras huevonadas. Venía de tomar un café con una chica que de pequeña había jugado delante del muro. La franja que separa Wedding de Prenzlauer era el mismo telón de hierro que el gran Churchill con su cara de entendido y sus tantos quilos de hipocresía tachaba de vergonzoso. El problema era que él no podía separar el East side del resto por culpa del Támesis. Cosas de la democracia. No soy defensor del muro pero tampoco lo voy a atacar como lo hizo el hombre con nombre de tabaco cuando tanta gente me dice que deberían volver a levantarlo. Los del oeste no quieren ver a los del este ni en las postales porque les estropean la buena imagen y los de la antigua DDR están demasiado enfadados con esa gran mentira de la reunificación. Absorción parece un término más adecuado para ese gran acontecimiento de 1989. Es curioso como a partir de Wedding los sueldos bajan pero los productos valen lo mismo. Y como a tantas personas cualificadas no les homologaron un título teniendo una preparación más buena la que daban al otro lado. Total en la república popular ser camarero nunca había sido ninguna deshonra, pero porque no había que ser un pallaso para ganar propinas necesarias para que al final de mes todo te cuadre. Yo lo siento pero soy de Berlín Este. Por lo general el humor alemán es tan indescriptible como nefasto porque está basado en reírse de la presunta inferioridad de los demás, como cuando los norteamericanos parodiaban a los negros embadurnándose con betún en la cara, algo así. Los de la locomotora europea saben que son los mejores pero no lo dirán porque no es políticamente correcto. Los ossies en cambio siempre sacarán una carcajada a la que comenten algo de aquella grisácea DDR o del invencible III Reich. Los británicos siempre se mofarán de la flema con la que hicieron un imperio tan pomposo como ridículo, los españoles siempre demostrarán que están en la cola de todo por su quijotismo y los italianos no van a dejar de destrozar a su Caballero a cambio de proclamar que su aceite es el mejor del mundo aunque lo compren de fuera. Este ingenio no existe aquí, sólo en la zona del este y en la fina ironía de ese maestro llamado Loriot. Una canción como Kebab Traume del grupo alemán DAF, puede ser bastante ofensiva y lo pude comprobar el otro día metiendo música en el Mokum. Mientras unos no podían aguantarse la risa, otros estaban rectos como cirios sin querer verle la gracia con cara de "te vamos a cortar las pelotas en cuando salgas de esa jodida cabina."
Deutschland, Deutschland, alles ist vorbei.

lunes, 29 de junio de 2009

Porqué me gusta esta ciudad.

domingo, 28 de junio de 2009

Las ratas inyectadas son Nihm Smoboda. "Cualquier cosa que se pueda hacer a una rata se le puede hacer a un humano. Y podemos hacer casi cualquier cosa a las ratas". Esto es cyberpunk: los espejos cóncavos que revelan la distopía. Smoboda es la misma deformación del concepto sublime en otra lengua para denunciar que la han vaciado de sentido. El dios negro de nombre invertido queda proscrito por la tríada osírica y relegado al olvido y la muerte, como las personas. Nosotros somos todo lo contrario pero hemos hecho a las divinidades para nosotros. Si cada persona es un número o un concepto y todo es cuestión de cifras, incluso el honor, el apellido es un linaje de aquello que seguimos y de los que lo van a seguir.

El escritor no deja de sentir un fuerte humanismo por mucho que se sitúe en el ángulo extremo. Muchas veces se sitúa fuera para proyectar, pero ya no mira a lo que hay porque para eso están las grabadoras, que a través de sus canales reproducen mejor.

Una de nuestras facetas es que somos aquello que queremos ser. Es como deberíamos mirarnos para no sentir tanto los golpes pese al peligro que conlleva dejarse llevar por algo que de salvarnos puede llegar a destruirnos. Es la ambigüedad de la palabra trascendencia el gran reto del existir, hasta el punto que lo descartamos y no lo intentamos jamás.

Después de haber llegado al final del camino he tenido que mirar hacia atrás y recoger todos los trozos rotos. Me di cuenta de que no era el fin sino el principio de algo nuevo. La muda ya está ahí. Después de la borrasca me encuentro en una habitación con objetos sacados de la basura, algunos recuerdos y toda la ropa estropeada. Y sin embargo siempre tuve una idea que ha resistido con el paso de los años y que va a ir implicándose cada vez más en aquello que escriba, porque no haberlo hecho es lo que realmente me ha bloqueado. Esa idea es mi nombre y no me importa bajo qué forma tenga que llevarlo a cabo. El nombre subyace. Todo lo que queda y todo lo que he aprendido serán el matrimonio perfecto bajo el cual va a nacer toda una obra monstruosa.

Siempre pensé que este sería el año más importante de mi vida, pero también el de muchas otras personas, porque se está viendo quién es cada uno. Eso no lo dije yo sino alguien que no suele equivocarse. Me he visto acabado en un modo que no había conocido jamás, sin embargo ya lo dijo Shakespeare en boca del adivino ciego en la obra "Julio César": los idus todavía no han terminado, y aunque se estén viendo cosas, todavía no hay nada decidido.


jueves, 25 de junio de 2009

martes, 23 de junio de 2009

El día después despiertas con tristeza y sensación de vacío. Te miras al espejo y esas cosas. Pasas el día en blanco. Tomas el té con los monstruos en tu habitación.

lunes, 22 de junio de 2009

Las visperas rojas detrás del muro


Pero ellos tienen el mundo metido en un puño.
Ellos han nacido para dominar.
Nacidos, nacidos, nacidos para dominar...

viernes, 19 de junio de 2009

Leyenda futura



And in the death
As the last few corpses lay rotting on the slimy thoroughfare
The shutters lifted in inches in Temperance Building
High on Poacher's Hill
And red, mutant eyes gaze down on Hunger City
No more big wheels

Fleas the size of rats sucked on rats the size of cats
And ten thousand peoploids split into small tribes
Coverting the highest of the sterile skyscrapers
Like packs of dogs assaulting the glass fronts of Love-Me Avenue
Ripping and rewrapping mink and shiny silver fox, now legwarmers
Family badge of sapphire and cracked emerald

Any day now
The Year of the Diamond Dogs

"This ain't Rock'n'Roll
This is Genocide"

martes, 16 de junio de 2009

Me perdí en Potsdam y apareció esto en mitad de un prado verde verde. Churchill, Stalin y Truman negociaron a pocos metros de ahí el repartimiento del mundo, en el castillo de Cecilienhof. El porqué eligieron esa zona no es una casualidad.
La vieja casa de té de Federico el Grande, el rey masón.
Conversando con el fantasma cínico de Voltaire sobre historia.
Su reloj marcaba las 17:14, donde el tiempo se detuvo para los que hablan mi lengua.

domingo, 14 de junio de 2009

Se hace de día y me duelen los ojos. Son los trinos, el sótano con las lavadoras y los trapos, el frío o saber que mientras yo barro la calle algunos empezaban a volver de fiesta. Algunos solos, otros muy mal acompañados. En sábado es cuando se dan más números de teléfono, se usan más condones y se dicen más burradas. Va todo canalizado aquí como en todas partes. Toma tu dosis y aprovecha el recreo. Nosotros ponemos el marco y yo cargo las cajas de cerveza mientras tenga espalda. Así os jodan. Sintiéndome fuera de todo he tenido que dejar de escribir por no poder contar nada. Es como si me hubieran cortado la lengua. Te metes en la caverna y oyes las cadenas arrastrándose entre las sombras. Ningún Sócrates puede decirte que lo que ves somos nosotros. Asumes la argolla y cierras los párpados. Luego trabajas para volver a trabajar y no miras atrás para no pensar en la oportunidad malograda que tuviste en una ocasión. Es la primera vez que sientes que te pareces a los demás. O almenos sientes por ti lo mismo que sentIAs por los demás. Una anulación completa. Mi vida transcurre en una corta calle. Esa calle vomita en una plaza llena de vagabundos alcohólicos y niños en cochecito. Todo lo demás implica gastar un dinero que no existe por lo que al final giras la manzana y vuelves a tu portal. Eso significa ser pobre. Pienso en los Comedian Harmonists o en Max Raabe. Me encierro en mi habitación. Voy al supermercado cuando tengo hambre y miro las etiquetas y los precios. Me fijo en la fauna. Al final todos nos encontramos en Penny. Los turcos y los nazis. Me saco el doctorado de lo que se puede hacer con un euro. Veo un ratón saltando en los adoquines. Lo imagino muriendo ahogado arrastrado por los detritos, aplastado en los túneles de la cloaca. Sigue amaneciendo. Todos deben haber bibido, con b.
Decíamos que algún día todo el maldito mundo sería nuestro. Pero ese mundo ya no existe. Se lo llevaron los hospitales, el fondo de botellas cada vez más malas, monotonías preparadas para nuestro subdesarrollo y noches amargas que morían en borrones de tinta. La apuesta ere fuerte porque era a una sola tirada y a cara o cruz. Como diría Wilde, ambas soluciones son igualmente trágicas.

sábado, 13 de junio de 2009

Trabajas para irte a la cama, para volver a levantarte y volver a irte a trabajar.
Menuda gran mierda.

domingo, 7 de junio de 2009

1985

Los perros ladran a media tarde sin que nadie lo advierta desde los patios interiores.
Anoche todo el mundo salió, bebió, se divertió. Yo no pude dejar de sentirme al otro lado. El lavavajillas no dejaba de de sonar, el aire se volvía irrespirable, la náusea atacaba al estómago y apretaba el cuello. Las horas fueron pasando y se quedaron sólo las parejas y algunos borrachos durmiendo encima de los sillones caros como si fuera el final de una mala función. A esa hora todo el mundo debería estar follando. En el fondo todos los sábados por la noche son una cópula total y un cúmulo de malos polvos, pero lo único que veía era como toda la ceniza me ensuciaba la ropa. A veces prefieres estar así para no pensar, porque mi habitación es tan pequeña que mis ideas y yo ya no cabemos, pero ni aún así puedo evitarlo. El sueño está roto, la novela abandonada. Era la única y la última oportunidad. Algo me ha amputado al final del ciclo como premio a todo lo que aspiraba. Incluso mi enemiga la furia me abandona para dejarme en mitad del desierto rojo en manos de la envidia, a la cual no desconocía. Por unos momentos, la arena se levantaba y ensordecía mis gritos, llamándola una y otra vez, como en un sueño y ella me daba la espalda como el dios que abandona a Antonio en ese maravilloso poema de Kavafis. ¿Dónde está la ira?, pensaba una vez más mientras cerraba agotado el lavavajillas en mi cocina de baldosas grasientas. ¿Es este el final de la madriguera del conejo? ¿Qué hay de todo lo que tenía que ser?¿Por qué estoy tan solo? Ese debe ser mi castigo, el testigo de como los demás disfrutan de todo aquello que quise e ir muriendo de lento dolor. Y todo aquello que no puedo ver todavía resulta más doloroso. Ahí sólo hay dolor y deformación. El trabajo me anula y lo agradezco, pero no es suficiente, todavía soy yo. No quiero leer periódicos ahora que ya está todo decidido, no quiero quiero ver qué libros salen nuevos escritos por gente de mi generación, no quiero ver parejas de enamorados, no quiero ver gente famosa que en el fondo me está insultando, no quiero echarte de menos.
Hace menos de un mes tiré las monedas para consultar el I-Ching: fueron golpeadas contra la pequeña mesa mientras la persona a la que llamo mi maestro observaba. Tenía no sólo una pregunta sino millares de ellas. Fui agitando y lanzando las monedas contra la madera, mostrando una misma cara. Mi maestro anotaba cuidadosamente. El I Ching es un libro oracular. En un principio sólo lo podían consultar nobles y príncipes, pero al ser revelado fue difundiéndose lentamente entre el resto de la población. Mi consulta dio como resultado el hexagrama del pozo:
"En la antigua China las ciudades capitales eran a menudocambiadas a ubicaciones más favorables; o bien, cuando ocurrían cambios de dinastías. El estilo de la arquitectura cambió en el curso de los siglos pero la imagen del pozo perduró. El pozo es el símbolo de la estructura social primitiva, que provee las necesidades más elementales. No satisfacer las necesidades esenciales, tanto como el descuido son desastrosos".
LAS LINEAS: Seis en la base significa:
"No debe beber el cieno del pozo. Ni siquiera los animales van a un pozo viejo".
Si un hombre se rodea de inferiores su vida está sumergida en el barro. Un hombre así pierde
importancia para la humanidad. Pronto los demás se separan de él. Finalmente nadie se preocupa más de él.
Sigo oyendo a los perros después de haber estado limpiando el piso. No hay nadie y vuelve a hacer frío. Es una tarde muy apagada, como todo.
Todo el mundo conoce 1984. Y sabe que lo que ahí pasó fue algo muy crimental. Pero pocos saben que existe un 1985 y mucho menos que está escrito por el gran Anthony Burgess, autor de la Naranja mecánica. En su segunda distopía, Burgess establece un futuro donde los sindicatos ejercen el control de facto del país, bloqueándolo con sucesivas huelgas colectivas propugnadas por motivos absurdos. Asimismo, Londres está muy islamizado, y en ella destacan los minaretes de las mezquitas y los coches de lujo transportando a árabes enriquecidos.
Lo miro con una sonrisa amarga, pero incluso pierdo las ganas de leerlo. Estos sucedáneos son nuestros consuelos, mi soma de segunda, en el que sólo puedo encontrarme con lo mismo y ya estoy cansado.

martes, 2 de junio de 2009

Quieren destruirme.

lunes, 1 de junio de 2009

¿Dije que era mi día libre? Estaba de broma. En realidad volvía del trabajo completamente mecanizado, con un ruido de friegaplatos en marcha girando dentro de la cabeza como si se tratara un tema de Einstürzende Neubaten. Aquí estaba completamente aniquilado en mi colchón de cuadros escoceses rodeado de las flores marchitas de abril y todos los libros cayendo del escritorio y el suelo de madera cuando mi jefa me vuelve a llamar. No podía dar crédito a lo que oía. Mi único día libre y me llaman para cubrir una emergencia. Siempre pasa lo mismo: juegan a hacerte la vida imposible y al final acabas salvándoles el culo. Los muy capullos se pensaban que nunca aprendería el oficio a SU manera y ahora me encanta que vean hasta que punto las propinas son casi el doble que cuando no trabajo, porque este europeo de segunda es el ídolo de las ancianas, las madres solteras, los turistas y los maricones de la vecindad. Almenos tomo buen café, desayuno algo decente que me pasan mis compañeros de la cocina y escucho a la Velvet Underground. P.- Berlín es una ciudad muy distinta a la ciudad que vio nacer a Einstürzende Neubauten. ¿Cómo es la ciudad hoy en día?
R.- Bueno, las ciudades donde está el Gobierno están regidas por leyes completamente distintas al resto de ciudades. Hay más seguridad, además de que el turismo, los negocios y el capitalismo están más presentes que en cualquier otro lugar. Creo que Berlín vive de las rentas del pasado, pero todo lo que era genial se está apagando. Por ejemplo, la escena de clubs que produjo grandes obras de arte visual ya no existe. Ahora es muy difícil encontrar un local de ensayo o un estudio de grabación, incluso sitios donde tocar. Ahora la gente sólo habla y no hace nada. La reputación de Berlín es suficiente para que algunos sigan haciendo dinero. Pero si miras en el interior, no está pasando nada.