sábado, 3 de noviembre de 2012

Mi nombre es Nihm Smoboda. Soy escritor. Trabajo en un lugar que no es el que verdaderamente creo que me pertenece pero le debo un techo y algo para poder llegar a final de mes. No tengo derecho a quejarme después de ver lo que le está ocurriendo a tanta gente de mi país. Sigo viviendo lejos de mi hogar, de la gente que siempre me había importado e intento luchar por algo en lo que siempre creí. Vosotros ya sabéis quien soy. Los demás encontraréis todo aquello que vaya dejando. He ido a tantos lugares como me ha sido posible. He sacrificado hasta el último céntimo, me he destrozado la salud una y otra vez intentando rebelarme contra algo que me parecía enorme y que parecía querer imponerse encima de mí. Y lo peor de todo es que sigo sin arrepentirme. Sólo quiero decir que sigo escribiendo pese a haber dejado rotos dos ordenadores, haber quemado álbumes enteros, roto papeles en estaciones que no importan a nadie y haber escrito en el techo de mi habitación cuando no podía dormir. Sigo trabajando en algo que no es leíble. Voy viendo como mi idea ya ha sido utilizada por otra gente, como todo mi esfuerzo no va a ser tampoco nada nuevo bajo el mismo sol. Sin embargo no me he rendido, pese a que he parado en tantas ocasiones. Vivo en Berlín, ciudad que odio tanto como a mi mismo, lo cual no es poco. He preferido recorrer kilómetros a enfrentarme conta un ego que me ha ido matando cada hora. He reescrito mi vida tantas veces que no me he podido soportar más. Y sin embargo sólo he conseguido un gigante mutilado. Un castrado. Algo bello desde el principio corrompido. Una piltrafa. Y sigo cincelando algo que hace mucho tiempo fui capaz de ver. Me he negado a creer en mi. Ese es el error de la mayoría de gente que no es valiente. Por desgracia es mi forma de ser. Lo llevo en la sangre. A mi edad ya habían muerto muchas de las personas que han influído mi forma de ser, Mis letras vienen de mucho de lo que en su momento he oído o leído de ellos. Sería mi turno de irme al averno. Pero no puedo dejar el trbajo a medias. Esa carga me agota, me deja sin luz en los ojos y soy incapaz de poder ver la verdadera belleza del mundo. Antes escribía en este sitio. Hasta que me di cuenta de que decía demasiado. Pero ya no sé si soy la persona de antes. A decir la verdad ya no sé quien soy. In capaz de terminar algo que me absovía me he embarcado en algo mayor. Mi novela era mi vida, pero me di cuenta que no era suficiente. Tenía que contar más. Y todo tiene que ser mayor sin quedar hinchado. Requería tiempo para que pudiera cobrar sentido. Yo ya no hablo de una historia sobre el 1714. El tema quedará pronto agotado porque es el tiempo para que vuelva a hablarse de él. Lo que estoy preparando es lo que debe ser la gran trilogía catalana. No hay grandes autores. Nuestra lengua no ha llegado a tocar techo y está lejos de hacerlo. Seguimos sin tener obras cumbres. Yo voy a por ello. Todo concuerda si voy a por los tres libros. Entonces podré hablar de algo que realmente conozco y muchaos podrán encontrarse, otros se sentirán atraídos. Otros no serán capaces de seguir leyendo. Otros, otros, otros. Otros siempre serán. Ahora mismo no puedo pensar en otros. Viajo a través de un siniestro interior. Encuentro los porqués de tantas preguntas que me destrozaban el alma. Estoy escribiendo lentamente. No puedo prometer más. Sólo que he aprendido a vivir sin máscaras y que finalmente he empezado a escribir de otro modo. No sé si a alguien realmente le gusta Berlín. Ahora está de moda visitarlo. Me parece fantástico que la gente lo vea y lo viva en su infinitud de posibilidades, es por eso que vine aquí. Pero Berlín es mucho más que toda esa gente hipster. Berlín es más que multiculturalidad. Fue el paruqe industrial más grande. Y esta industria se ha convertido en un ejército de creativos que trabajan en red. Tengan claro que muchas cosas que van a aparecer, salieron de aquí. No solo separamos átomos por primera vez. También vemos como se trazan los ejes del futuro.
Salud.

lunes, 16 de enero de 2012

Meses después tengo que reconocer que he contraído una enfermedad típicamente aristocrática. Ningún galeno va a tener el valor de diagnosticarme una apatía espeluznante, pero es así, la siento hasta alcanzar el grado más absoluto del asco: Me he pasado toda la tarde tumbado en la cama con la ropa puesta hojeando uno de esos libracos sobre la historia de Berlín a los que me he malacostumbrado y con los que sólo hago que dejarme la pasta. Al final para acabar leyendo más de lo mismo y sin mostrar el más mínimo interés. Se trataba de pasar en paz una resaca después de la locura que han estado los últimos días. Y los últimos meses.

No estamos cruzando un auténtico campo yermo. Pero podría haber sido así. El cuentakilómetros de mis ficciones lleva demasiado tiempo al máximo y es preciso desacelerar. No tiene ningún sentido ir constantemente a toda mierda hacia ninguna parte. Por eso nos quedamos sin hacer nada.

Cierro los ojos para no pensar pero sigo siempre en la carretera porque es lo que en esta época ocupa por entero mi área mental una vez más. Incluso trato de pensar en otra cosa, pero lo salvaje me llama con tal de salir del cuarto y al final me doy cuenta de que incluso tumbado hago dedo para que me lleven a otra estación. Es preciso escribir sobre eso o la cabeza me va a estallar. Chicas que se recuestan encima de las carrocerías, depósitos de gasolina abandonados en mitad de la nada. Billetes de enlace. En mi cuaderno nunca hubo tantas cosas sin sentido. Los tachones atraviesan rabiosos páginas enteras y voy insomne de un extremo al otro de esta ciudad como si fuera un mensajero de unos dioses enfrentados, pero tan sólo me siento un merodeador, un depredador en mitad del saqueo con unas ideas que no quería pero que me abrazan, porque al fin siento el aliento del lobo que se encuentra en su medio.

Y entonces el paisaje: civilización. Antigua y perversa. Jóvenes sin horizontes, viejos con demasiado que ocultar. Prostitutas de un sistema en el que no creen. Gente con atuendos de otras épocas, exhibiéndose y buscando el anonimato en los vagones de primera hora de la mañana, derrotados que nunca se van a levantar junto a las legiones de cadáveres para luchar. Salgo a través de apestosos puestos de comida rápida en los cruces de líneas para tomar el S-Bahn hacia la estación principal, donde seres anónimos con poco que contar me esperan para que les lleve hacia los restos del muro y les explique qué es todo esto y quienes son las personas que están aquí.


Esperan a un Caronte que les explique qué hay en la otra orilla de sus lagunas, pero en realidad no van a salir muy lejos del círculo. La mayoría de las veces me dedico a escucharlos y me doy cuenta que en realidad me pagan para eso. Tomo nota y me gustaría hacer como ellos: darle la vuelta a este continente, tocar el norte, descender furioso hasta un paralelo inferior y desplazarme, grabarlo todo sobre piedra en los foros en los que los hombres deberían aprender a ser hombres. Pero ahora no hay dinero, sólo nostalgia.

Sueño que conduzco un taxi de noche como en el videoclip en el que te repito que siempre estarás en mis pensamientos. Estoy de nuevo en una de las muchas ciudades con los mismos suburbios y cuartos traseros y se suben Klaus Kinski y Salvador Dalí.

Evidentemente sostienen una terrible discusión. Arranco sin darle mayor importancia y al torcer la esquina ya se están peleando. Empiezan a insultarse, se gritan como yo le gritaría a mucha gente, y me doy cuenta de que la lían por nada pero que no hay modo de pararlos. Al cabo de poco ya están a dándose a guantazos. En un abrir y cerrar de ojos nos empotramos contra una farola y morimos los tres en el acto. El sueño es una puta mierda, lo sé y apenas me importa su significado.

Me levanto con el estómago dándome arcadas y veo una armada de platos flotando en el fregadero capaces de hacer que se me pase el hambre con sólo encender el interruptor. Salgo a la calle para que me dé un poco de aire fresco y llevo el cuaderno en el bolsillo con todas sus cicatrices y frases a medias, esas promesas de futuro sin cumplir, esas frases sacadas de galletas de la fortuna. Deambulo y me meto en el bar. Así como habló Zaratustra yo me quedo en silencio mientras me sirven el café. Tan sólo un telefonazo y en cualquier momento puede llegar mi ángel de la guarda, el cual lo lleva también bastante jodido. Éste tiene seis trajes y veinte corbatas, pero apenas logra pagarse el alquiler y vive en sus mentiras y de su inmensa fachada, pero no se cansa de perseguir un sueño en el que cree. Hasta el punto de haberlo dejado todo y haber ido a parar en el mismo sitio que yo. Aquí estamos, entre Jesed y Jevurá.

Nos hemos convertido en mejores joyas de d'Annunzio y Oscar Wilde, magníficos gemelos con las que disimular camisas gastadas y hablamos de un año en el que ha cambiado el mundo. Un año marcado por la revolución de los jazmines,

el desastre de Fukushima

y las muertes de las malvadas Bin Laden, Gadaffi,













Kim Jong II,












la deuda soberana y la presión de las agencias de calificación, la inundaciones en Australia y el terremoto en Chile, la ocupación de Wall street,

la boda del príncipe Guillermo y Kate Middletone

y la caída libre del euro, el triunfo de las derechas en las urnas y de las izquierdas en las calles, el E Coli, los rescates internacionales, la caída de Berlusconi, los disturbios de Londres,

la pérdida de Amy Winehouse


y la masacre en Noruega,

las protestas en Rusia, la gran hambruna en Somalia.


El microcosmos de Berlín parece una tontería al lado de todo esto es más, hasta da la impresión de ser una ciudad de promesas desde que Frau Merkel hiciera su llamamiento a los jóvenes titulados con ganas de trabajar. Para los que no lo sepan, esa misma señora ha afirmado que el multiculturalismo es un modelo fallido y todos los que estamos aquí sabemos que Berlín es el máximo exponente. De algún modo existe un sentimiento de pérdida de control.

Creo que el verano fue demasiado gris y que cierto pesimismo ha calado, porque cuando tanta gente vive pendiente de quién va a ser la próxima top model y pasan de protestar por la coerción que el Deutsche Bank ejerce sobre las instituciones públicas, veo que nos estamos yendo a tomar por el culo. Aquí hay tanto pan y circo como en todas partes. Y mucho gilipollas.

Por alguna extraña razón, mi amigo el dandy y yo planeamos nuestra fuga de esta ciudad. Nuestros personajes nos han poseído de un modo terrible y están decidiéndolo todo sin consultárnoslo. Sigo explicándole mis sueños y es ahí donde creo que hay que ir. Sin embargo nunca una carretera había estado tan lejos.

El transporte marcó toda la economía de la década anterior y la deslocalización fue una consecuencia de una logística asequible por parte de la gran empresa. Todo se fue desplazando a las distintas periferias hasta que el crudo se puso por las nubes. Ya leí hace un año en La Contra de Lavanguardia que lo de viajar en low cost se iba a acabar en cuanto retiraran las subvenciones y que lo de los productos importados se trataba de una rareza de la que no podríamos presumir durante mucho más tiempo.

En lo personal ha sido un buen año después de todo, hemos conquistado esta ciudad y le hemos sacado lo que nos ha dado la gana, pero también se nos ha escapado todo como arena de las manos. Y la impresión es de que siempre va a ser así. Por otra parte adoro este lugar, pero si me quedara, llegaría un momento en que dejaría de verlo tal y como aún lo ven mis ojos.

Porque ya lo he hecho mío, pero Berlín seguirá siempre cambiando y no es de nadie. Llegará un punto en que no podré reconocerlo y me sentiré como tanta de la gente de aquí. No quiero llegar a vivir eso, es más, antes tendré la maleta esperándome en la esquina del cuarto como cuando me instalé, y en diez minutos ya estaré camino de Schönefeld.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Berlín. La ciudad por siempre dividida. El falso refugio para artistas de tercera. El vomitorio de Erasmus y estudiantes hasta los cuarenta, la lavadora de dinero que provenga de todo fraude imaginable. La hipócrita moralista que se pone por encima de Bruselas. La cueva de osos. La magnífica y vasta llanura para los más ruinosos proyectos arquitectónicos que se salgan de un presupuesto. La esperanza alcoholizada de Europa. La ciudad está en plena campaña electoral. Los candidatos son sucedáneos de una clase política devaluada, sin ninguna clase de carisma y con un programa basado en dar pan y más circo.

Servidor se dejará caer por las urnas porque también le afectan y no para votar a ninguno de los grandes grupos. Es una buena ocasión para lavar conciencias y seguir teniendo el derecho a criticar una ciudad en permanente estado de quiebra y con numerosos casos de corrupción. Para la Doctora Merkel va a ser una muestra más de su continuo declive, puesto que su partido no ha parado de pegarse batacazos en los últimos comicios, llegando a perder feudos históricos.
Son cosas de la polis y aquí todos son muy democráticos, a la ateniense, pero la Atenas de verdad se encuentra por la gracia de mi querida Alemania pasando por un túnel sin fin y con un ambiente jodido, romántico y revolucionario. Las calles de aquí no arden, pero hace cosa de unos meses se detectaron altos niveles de radiación en la zona de la Stargarder Strasse, que es donde suelo desayunar al salir del trabajo. Yo no noté nada, pero últimamente me está dando por escuchar Dyango y empiezo a pensar que posiblemente algo realmente ocurrió, porque por si había alguna duda, a mí Dyango no me gusta, pero lo tengo todo el día puesto.

Estuve trabajando de extra en el rodaje de una película española en el barrio de Kreuzberg. No hice gran cosa: estar todo el día sentado, leyendo, hablando con otros comparsas que lo habían llamado del casting y viendo como los cámaras iban mareados de un sitio a otro y se tiraban horas para filmar cinco minutos de peli que después no convencían a la directora. Al final yo ni salgo, porque nos dieron las nueve de la noche y ya era hora de recoger, así que me dieron el dinero y me fui para el otro trabajo, el del bar, donde mep asé haciendo caipirinhas toda la noche. Se ve que es una película romántica para jóvenes, un producto poco exportable, y que en un par de años va a quedar obsoleto, pero me lo pasé bien.

Luego empecé a también a hacer de guía turístico. Es divertido, un trabajo limpio, hablas con gente de distintos países. Paseas, ves los monumentos. Me gusta.

Y además están los sets de Dj, que están funcionando. Como de costumbre intento encontrar salas de fiestas con más renombre, sacar más ego y dinero. Pero no lo hago tanto. El tiempo libre es más importante y lo tengo para escribir. Empecé un nuevo libro porque el otro siempre está ahí dando por saco y no hay manera, se alarga tanto como las obras de la Sagrada Família, por lo que me metí con una historia que no me diera demasiados quebraderos de cabeza y simplemente me diera margen de acción. Además la escribo a mano en un cuaderno y siempre en lugares distintos. Tengo un par de sitios fijos a los que me gusta ir en parte porque no hay nadie y ahí hago lo que me da la gana, además me permiten la posibilidad de salir del distrito de Pankow, que es donde el pasado año estaba casi siempre. El verano no ha sido nada del otro mundo. Casi sIempre con chaqueta y a veces pasando frío, pero he aprovechado para moverme y dejar que las ideas fluyeran. Ha funcionado.

Se están haciendo cosas, eso es bueno.

jueves, 16 de junio de 2011

Islandia

Con mucho gusto me iría a la Delegació de la Generalitat de Catalunya en Berlín a tirar piedras, porque es la que me queda más cerca, pero por otra parte también me iría a la embajada de Islandia a aplaudir.


Cito un extracto de la entrevista que La Contra hizo a Gunnar Sigurdsson (director de documentales):

"La crisis financiera islandesa llevó al país a la bancarrota. A finales del 2008 su deuda bancaria equivalía a varias veces su PIB. El Parlamento propuso que la pagaran las familias con una cuota mensual durante los próximos 15 años al 5,5% de interés. Pero el pueblo dijo no y decidió juzgar a los responsables de la crisis: varios banqueros y ejecutivos fueron detenidos y acaba de empezar el juicio al ex primer ministro, Geir H. Haarde. El pueblo se ha organizado mediante asambleas y está modificando la Constitución. “Ha sido una revolución contra el poder político-financiero neoliberal que nos ha conducido a la crisis”, dice Gunnar. Su documental Maybe I should have cuenta los hechos."


Aunque muchas veces no tengamos en cuenta la existencia de esa pequeña isla que se encuentra entre los dos continentes de la economía atlántica, no hay que olvidar que la famosa crisis financiera, que después se ha ido convirtiendo en crisis económica, estalló ahí ante la quiebra de Lehmann brothers. Los islandeses han quedaron relegados a segundo tema de conversación en cuanto Grecia empezó a resquebrajarse. Irlanda y Portugal también se preparaban para llamar a la puerta de los insolventes e incluso se hablaba de que España estaba a punto de caerse, pero de Islandia ya nadie se acordaba. Sin embargo los escandinavos son un tipo de gente a tener en cuenta. El país escandinavo se ha revalorizado ante la opinión pública una vez los medios se sorprenden de como han ido llevando una situación de la que algunos no vemos como vamos a salir de ésta.


Recuerdo que hace más de un año era mi compañero de piso, el que siempre estaba pegado a las noticias de su país mientras yo me preocupaba por radiografiar la Hauptstadt. Ahora soy oy el que cada día busco información sobre lo que pasa en Barcelona porque las preguntas que me hago son muchas y porque me doy cuenta de que en Islandia cambiaron la situación entre todos y que lo que hacía el amigo Eythorsson no era tan en vano, porque estuvo muy metido en distintas corrientes de opinión, y a su manera contribuyó y apoyó mucho de lo que los suyos hicieron en casa, que hoy por hoy parece mejor que lo que en otros sitios se está haciendo.

viernes, 27 de mayo de 2011

22M los resultados

Cuestiones como las que he escrito en el post anterior se han formulado precisamente durante las municipales, por el solo hecho de que tocaban y almenos la gente creía que podría decidir sobre algo. Hubo mucha campaña y se mezcló la velocidad con el tocino. Sabemos que en Madrid las cosas no van bien y se ha querido ver en las municipales el termómetro de la popularidad de un gabinete contra la popularidad del candidato a ocuparlo. Creo que ese criterio es poco ilustrativo, porque la realidad local no coincide siempre con la nacional. Hay mucha gente que vota para alcalde a un partido que no votaría en las generales y viceversa, pese a que por otra parte haya mucha gente fiel con su voto y pese a tener a un alcalde mafioso, lo vota porque cree en su jefe de partido que está dirigiendo un Estado en la capital del reino. Pero esta vez en cambio, los dos formaciones políticas más fuertes del Congreso han querido querellarse en el peligroso terreno de los municipios. El grupo de la oposición ha querido vender el 22 M como un plesbicito, mientras que el partido del presidente lo ha preferido ver como una reválida o el prólogo de las elecciones en las que realmente se decide su permanencia. Muchos ciudadanos han aceptado el juego y se han dedicado a castigar al de Madrid en su propia casa, porque por desgracia la situación está mal y todo el mundo trina. Pero ha habido también muchos que se han hartado de la chirigota y han salido a montar la cacerolada. Ésta ha sido la gran diferencia.


Sabíamos que el PSOE y en Catalunya el PSC estaban fatal y que el clima de pánico tanto en Moncloa como en Ferraz era ya un secreto a voces. La debacle electoral de estas formaciones ha precipitado el archicomentado tema de la sucesión de Zapatero. El Partido Popular ha arrebatado plazas históricas y ha visto como en un lugar como Catalunya, que presumía de rechazar categóricamente su ideario, han alcanzado un número jamás visto de ediles que servirán a los convergentes como socios en la toma de decisiones.


Me preocupa que un partido como Convergència haya acumulado un poder tal que nunca se había visto ni en los 23 años del gobierno de Pujol. Su grupo nunca había tenido la Generalitat de Catalunya, las Diputaciones y el mismísimo Ayuntamiento de Barcelona. Los socialistas han perdido poder, influencia y dinero, puesto que una parte de los fabulosos sueldos de alcaldes y consejeros se va para el partido. Perdiendo tantos puestos, el partido pierde fuentes de financiación mientras que sus rivales pasan a engrosar sus cuentas. Es un desmoronamiento en toda regla. Convergència salió de la sequía al quedarse con la Generalitat y se fortalece al apropiarse de los municipios.

Catalunya se está convirtiendo en un país con una oposición débil. El hombre que está en el pati dels tarongers es un neoliberal puede hacer prácticamente lo que le de la gana. Por si no lo sabían, el delfín de Pujol es un economista que simpatiza con los Chicago boys. A él le mola el sistema americano y el rollo yuppie le tira. Lo primero que hizo fue crear una macroconselleria de Trabajo y Empresa. Precisamente los dos opuestos. Sabemos el poco interés que tiene en la clase trabajadora y como le fascina el crecimiento económico y el abaratamiento de los costes.

Sin embargo incluso eso era bastante previsible. La ley electoral favorece mucho que este partido sea tanto fuerte en Catalunya como en el resto del Estado español.


Lo que a mí me ha sorprendido de verdad ha sido otra cosa.

Normalmente con una crisis económica, el conservadurismo cobra fuerza. La seguridad pasa a ser un valor importante y se está dispuesto a ceder libertades con tal de no tener miedo.


Por desgracia sería bueno recordar que muchas veces el miedo viene de una psicosis que estaba preparándose desde consejos de administración y redacciones. Lo que ellos ganan es tanto como lo que cada uno de nosotros perdemos: seguridad. La misma que les pediremos a gritos.

La derecha se hace cada vez más fuerte.

Incluso no son tanto derecha a los ojos del ciudadano. Si antes se les tenía miedo ahora ya no. Hay derechas más malas que están proliferando. Incluso algunos de estos partidos se han colado en los ayuntamientos.

Esa ha sido mi sorpresa. Como lo hemos consentido no tengo ni la menor idea, o más bien dicho, prefiero pensar que no la tengo. Es más cómodo ser cornudo sin quererlo saber a pesar de la evidencia.


Hablemos de ese hombre: Anglada.

Muchos ya lo conocéis. En Alemania su nombre todavía suena a chino. Si explico quien es, aquí lo compararían con Bossi o con Haider, pero tampoco es lo mismo, aunque el tipo pudiera haberse llegado a entender bastante bien con ellos.

Se sabe que este hombre ha provocado más de un altercado, que le ha gustado presumir de ir con armas encima como si fuera un pistolero fascista, que desprecia públicamente a colectivos muy importantes (quiérase o no reconocer) en nuestro país y que viene del partido de Blas Piñar (ese mismo que sonreía durante el golpe de Estado del 23 F). Se sabe que Anglada sustrajo 350.000 pesetas de la época de los fondos del partido. Se sabe perfectamente que el hombre está en contra de la democracia y en Vic se le dio unos magníficos resultados hace cuatro años. Ahora no sólo ha aprobado el examen sino que con el pasado 22 de marzo incluso tiene a sus peones repartidos en distintos puntos de Catalunya. El voto en contra de los inmigrantes vende en un país receptor. Es un hecho que muchos de los que votan en contra de los inmigrnates en su día también lo fueron en Catalunya, lo cual es lo más preocupante de todo. Este país cambió mucho su identidad durante cada una de las olas migratorias, y eso es muy duro, pero no es menos cierto que esos que vinieron levantaron el país o lo aguantaron cada vez. El problema de la economía sumergida es algo contra lo que hay que luchar. El sistema laboral no puede pegar recortes por culpa de una mala economía porque todo lo que se ahorra hoy se pierde a largo plazo. Siento decir que no podemos usar esa cabeza de turco para lavarnos. Hemos dejado que las grandes empresas estén por encima de todos nosotros y pagamos algo sobrevalorado por culpa de una marca. Productos que no valen ni dos duros fabricados en el tercer mundo bajo condiciones denigrantes y que nos obligan a cerrar fábricas aquí para montarlas fuera, porque no somos competitivos. Esa gente viene huyendo aquí. Anglada dice que aquí no hay sitio para ellos y por supuesto no lo debe haber con las cifras de paro tan fuertes. Pero curiosamente muchos de ellos trabajan. Y hacen lo que nosotros ya no vamos a querer hacer porque son trabajos horribles. Anglada ha sido uno de los primeros en insultarlos, en sacar a relucir tópicos que hacen ridículos a los ibéricos en general y en convertir la democracia en un juego demagogo. Que yo sepa la ley de partidos no se hizo para el País Vasco, pero estoy viendo que sí, que se hizo para centralizar todavía más los asuntos políticos y machacar disidencias. Alguien como Anglada es útil para gente de la derecha porque ellos quedan de golpe en el centro sin ser para nada un partido moderado. Les interesa. Los resultados electorales del pasado 22 son en cambio estremecedores.

Soy poco amigo de colgar entrevistas, pero ésta me llamó bastante la atención. Ojo a los detalles.
http://youtu.be/vYxcMe3i-z4

miércoles, 25 de mayo de 2011

22M

Mientras los resultados electorales perforan los estómagos de viejos enemigos personales, en Prenzlauerberg, donde todo es siempre maravilloso, la única preocupación son los artículos de la revista que leo en la tumbona del balcón dos horas antes de irme al trabajo.


He intentado sacármelo de la cabeza, pero mi interés por los asuntos de la polis ha sido siempre bastante más fuerte de lo común. El sistema democrático debería invertir más en publicidad si quiere volver a convencer. Para mí lo importante ha sido ese medio millón de votos en blanco. Me cuesta creer que tanta gente se haya dirigido al colegio electoral el pasado domingo para votar en blanco, pero me sorprende más que mucha gente haya votado en blanco por convicción. Evidentemente la balanza se ha inclinado más hacia los partidos fuertes en unos comicios donde las nuevos grupos podrían haber llegado a tener un papel mucho mayor. Esos votos en blanco son los que en gran medida les han levantado el listón para poder conseguir un sillón en los consistorios españoles. Lo veo una lástima. Desde hace días se están oyendo muchas voces pidiendo que se cambie el régimen electoral cuando en realidad deberíamos tener un poco más claro desde un principio como funciona el vigente.


Nuestro sistema es erróneo. Lo saben todas las formaciones políticas, de la primera a la última y el tema de proponer su modificación para nada es nuevo, todo lo contrario. Es la gran caja de Pandora que heredó la democracia. Hoy en día esta visto que un Estado con más de 45 millones de habitantes no puede ser gestionado por unos parlamentos con una salvaje tendencia al bipartidismo. Todos sabemos que si hablamos de elecciones generales, en España el voto disperso en España no cuenta demasiado. De esta forma no se entiende que un partido de ámbito nacional como como Izquierda Unida tenga menos miembros en el Congreso de los Diputados que la coalición Convergencia i Unió (la cual es votada fuertemente en Catalunya pero no en el Estado) habiendo sacado un número de votos bastante similar.


En Catalunya se aplica además un régimen exageradamente desproporcionado: los votos de la zona del área metropolitana (donde viven tres cuatras partes de la población del país), tienen menos valor que los de la periferia. Así pues, se dice que un votante de Vic equivale a casi cuatro en Barcelona. Eso significa que los votos de la coalición nacionalista no son tantos en números reales, pero vienen de zonas favorecidas en el sistema de cómputo.

Estamos, y hace años que dura la broma, ante un sistema que nadie se ha atrevido a cambiar por el tremendo giro político que implicaría la aplicación de su reforma: A las grandes empresas, que son las que controlan el país, no les gustan lo en el argot de los expertos en derecho constitucional se llama parlamentos a la polaca. Pero como ya he dicho, es difícil y para muchos absurdo que 45 millones de habitantes sean correctamente representados por SÓLO dos colores: uno en la tribuna y el otro en el banquillo. Y en Catalunya, donde la diversidad cultural todavía es mayor, el bipartidismo representa una situación política alejada de la realidad social.

Si consideramos que el parlamentarismo es un juego que funciona a base de pactos y compromisos entre grupos distintos y que la misma Constitución permite el pluralismo político, es un tremendo error desarrollar un sistema en el que sólo un par de grupos tienen cancha. El efecto inmediato es la terrible corrupción.


Desgraciadamente vivimos en un momento en el que el ciudadano desconfía más que nunca de la clase política. La preocupación de los españoles ya no es el terrorismo, Sino los dirigentes elegidos a través de las urnas. Es por tanto necesario quitar los obstáculos que frenan a los partidos menores el acceso a las cámaras y que la ciudadanía sienta que su voz está en los órganos de poder. No me estoy refiriendo a una concesión para el pueblo que se ha lanzado cabreado a pegar gritos en la plaza. Es la misma democracia la que ahora mismo está en juego. Estas barreras normativas para conservar la poltrona se tienen que acabar o el barco se hunde.


En democracia un hombre es un voto. Si esto lo vulneramos por culpa de una estadística, podrimos el sistema a largo plazo, que es lo que nos está pasando. Eso sabemos que también puede ser peligroso. Tanto que si se aplicara al pie de la letra, los políticos sólo harían campaña en los núcleos con gran cantidad de población. Y todo aquello que pasara fuera de las capitales, apenas tendría relevancia porque eso no da votos. Conocemos el problema y el cinismo de los dirigentes.


Por esta razón muchos países cuentan con una cámara de representación territorial. Una cámara con funciones propias y que tiene una importante tajada en los mecanismos del poder. España también tiene una, pero no la usa, curiosamente permanece prácticamente inoperativa o se desconocen sus funciones, las cuales deben ser más que irrelevantes. Me refiero al Senado. El papel del Senado es pues residual, porque apenas tiene una utilidad pública pese a que el sueldo de un senador no sea para nada despreciable. Algunos incluso han llegado a pedir indignados la supresión de éste. Tal y como está los contribuyentes podríamos ahorrar bastante. Pero debería tenerse en cuenta que más que eliminarlo, lo que debería hacerse es dotarlo de un poder real, porque irónicamente esa es precisamente la pieza clave para un sistema democrático en nuestro Estado. Hay demasiados escaños en el Congreso que deberían estar ubicados en el Senado. Incluso ciertas comunidades Autónomas deberían crear uno mientras vacien un poco sus Asambleas o sus Parlamentos. Si queremos que un hombre sea un voto real hay que tirar por esa senda. Y si queremos que ciertos territorios no queden abandonados por una Administración pésima, también.


Si el Congreso o los parlamentos autonómicos fueran realmente cámaras de representación populares, el pueblo la dotaría de distintos colores como reflejo de su diversidad de opinión. Las barreras para conseguir un sillón no serían tan exageradas.

martes, 24 de mayo de 2011

Los españoles son capaces de un dos de mayo, pero después no de un tres, ni de un cuatro... pero ante el asombro de todos, sí de un 15




Últimamente la gente de aquí me ha estado preguntando por la situación de España. Por primera vez veo que hay un interés real por lo que está aconteciendo "allá abajo" y que va más allá de mirar titulares por encima del hombro. Evidentemente Alemania debería asumir cierta responsabilidad, porque no hay que olvidar que nuestras economías se basan en un sistema monetario en donde el papel de la deuda es clave. Los intereses que España paga o que deberá pagar son la sangria con la que Europa salva el cuerpo. Esta automutilación le da el sustento que necesita tanto para seguir compitiendo contra la formidable fuerza de un grupo de países definidos como economías emergentes así como para no doblegarse completamente a los caprichos de los grupos que controlan el precio del crudo, que es con lo que se hace funcionar la industria y la logística. Europa dice aguantar el golpe pero observamos como algunos de sus miembros de desmoronan por "no haber hecho los deberes". Muchos creen que Europa se salva pero de momento. La recesión japonesa ha favorecido a la exportación alemana, que ocupa el vació de una quota de mercado que ha quedado vacante. Un estado de bienestar bien estructurado ha dotado también a Alemania de unos agentes sociales fuertes, un capital humano extraordinario pero que en los últimos tres años no ha hecho más que ver recortes. Aquí al igual que en la mayoría de sitios se vive peor que antes, a pesar de los smart phones, los note books y una cultura recreativa que tiene drogada a la población con vanalidades.




Los alemanes miran con miedo, admiración y envidia lo que ha ocurrido los últimos días en la península ibérica. A pesar del batacazo electoral, ya vaticinado y programado por los medios decomunicación, la gente se está encontrando.




Un estudiante de Stuttgart, con tan sólo 28 años y tras 3 horas de programación creó la web sobre lo que ya se conoce como la Spanish revolution. Lo hizo indignado al ver como la prensa alemana silenciaba los sucesos y los minimizaba como algo anecdótico por considerarlo perjudicial para los intereses de la nación. Un grupo de izquierdosos. Nada más lejos de la realidad.




Me han llegado fotos hechas por gente que conozco, y que muy poca vinculación tienen con la política, de las plazas abarrotadas de personas de todas las tendencias. Familias enteras y muy pocos perriflautas.




Aquí en Berlín se presume mucho de "Demos" pero para mí estas supuestas manifestaciones de café con leche se tratan simplemente de demos, como cuando un grupo de música todavía no ha acabado de sacar un tema pero se dedica a hacer pruebas. Aquí en Berlín se sale a la calle por cualquier cosa y no es por compromiso, sino porque es un acto social. La policía está más que acostumbrada e incluso tras los careos se relaciona con la gente. Sí, el despliegue de treinta furgonetas en la calle es espectacular y las cámaras fichan a todo dios pero se queda en eso.




A mis conocidos les sorprende ver que en España haya tanta gente y sin botellas de cerveza, es decir, porque realmente están cabreados.




Por supuesto no me ha dado la gana responder a cotilleos y los que me conocen ya saben que hablaba de estas cosas desde hace tiempo, por lo que no debería pillarles de sorpresa. En su día ya dije que esto pasaría y está pasando. También dije que la gente que ocupa las instituciones públicas sólo son sparrings que están ahí para parar los golpes y que aunque ejerzan el monopolio de la violencia legítima en virtud de unas leyes soberanas, poco pueden hacer cuando son los grandes grupos bancarios los que han financiando cada uno de los partidos con más representación. El día en que se deje de tirar piedras a las cortinas de humo que son la Iglesia y al Estado y se empiece a sacar el dinero de las cuentas corrientes, a tapiar puertas de entidades financieras y a decir que no se paga créditos, las cosas van a dar el giro. El sistema bancario se ha reforzado con la crisis. Hemos visto como las mismas cajas de ahorros se desprenden de sus obligaciones sociales y se transforman en lo mismo que sus hermanos mayores. Sin obra social la misma sociedad padece metástesis y las arcas públicas, que las pagamos nosotros, no dan para más.




Ignoraba que grandes fortunas personales de algunos dictadores africanos están en cuentas del Banco Santander, las acciones del cual están en manos de uno de los hombres que aparecen en los ránkings de la revista Forbes. No sabía que con tan solo todo lo que el dictador de un país como Guinea (tan sólo 500.000 habitantes) ha amasado, usurpándolo a su pueblo, esa misma gente estarían en un Estado con un PIB por encima al de algunos socios europeos. Ese mismo dinero, encerrado en una caja del banco o en cifras electrónicas si quiere verse de forma más realista, es invertido en operaciones de carácter especulativo semejantes a las que nos han llevado a los ciudadanos a pagar por una crisis enorme que nos está llevando implacablemente a una gran depresión. Ese mismo dinero que podría sacarnos de la crisis se está usando para crear otra burbuja mayor. Esta vez en un mercado todavía más peligroso que el del ladrillo, porque se trata de un sector básico que si revienta hará que reviente todo desde abajo y me refiero al de los alimentos. Los financieros están jugando a hinchar la pelota y a venderla al siguiente con esto. Los financieros no están siendo controlados porque algunos suponen que son los que deberían reactivar el ciclo, pero no saben hacer otra cosa que lo que han hecho siempre, porque ninguna norma los controla y tienen poder suficiente para que casi ningún país interponga una norma que los frene.




El ciudadano ha ido con todo y contra todo, pero la figura del banco la vio más como un dañador secundario que real, porque al fin y al cabo estamos educados para emular en pequeña escala a los que se dedican a hacer dinero. Nosotros hemos querido hacer siempre dinero para mejorar nuestras condiciones de vida y permitirnos ciertos lujos, pero hemos ignorado muchas cosas que ahora algunos empiezan a mirar o y otros a echar a la opinión pública. La opinión pública está prácticamente controlada por algunos de esos imperios financieros de capital privado que tiene colonizado al capital público.




Tan sólo puedo decir que me siento muy orgulloso de toda esta gente que ha salido a la calle a pedir una democracia real. En la universidad nos educaron para que defendiéramos un sistema en el que algunos no hemos querido creer. Rechazarlo ha sido honrado pero en el plano personal ha resultado más bien negativo, hasta que ves que en ciertos aspectos la calle te está dando ahora la razón, una vez el maquillaje se corre y los liftings son cicatrices, el tinte muestra las canas, los brillos la alopecia, y los puntos negros ya se ven en todas partes. El maquillaje era bonito, pero la fiesta terminó y además fue una puta mierda. La resaca además duele.




Hoy he llamado a mi novia y le he dicho que he ido al Postbank a retirar todo el dinero y meterlo en un calcetín. Después de media hora de cola la mujer de las gafas me dijo que ya no atendían para eso y que si quería hacer esta gestión bastaba con irme al cajero. Le dije que con la máquina yo no tenía relación ninguna y que lo sentía mucho pero que ni siquiera me sabía el PIN. Los que esperaban atrás estallaron en carcajadas, pero se quedaron secos en cuanto dije que lo sacaba todo porque no quería que el banco usara MI dinero en negocios que yo no voy a saber y que a lo mejor no son algo con lo que yo moralmente esté de acuerdo. Quizás la banca habrá perdido tan sólo unos miligramos de su mierda con mi flamante decisión, pero sé que si muchos más lo hicieran entonces se pondrían de rodillas y todos renegociariamos un poco las condiciones de este juego en el que por ahora sólo nos toca perder.




viernes, 15 de abril de 2011

Me encuentro sentado en un sofá de polipiel practicando el arte del relato corto. He encendido un cigarrillo y estoy mezclando cosas de los cuadernos, transformándolo todo en algo irreconocible.


La guarida parece otra con la luz de mediados de abril. El frío vuelve a ser cortante, las ventanas con vistas a los contenedores comunitarios tienen una fragilidad fuera de lo común. A veces parece que estás en uno de los edificios de "Nosotros", porque no tienes intimidad ni para procrear, por llamarlo de alguna forma. Y es seguro que Prenzlauerberg no aparecería nunca en un capítulo de Zamyatin, pero de todas formas indirectamente toma la dirección. Aquí todo el mundo es feliz y es demasiado haitual ver en los gestos de los vecinos esas sonrisas tan inocentes como los carácteres de la trilogía de la vida de Pasolini. Me recuerdan un poco a esos muchachos que les habían dado un Erasmus, al chico que descubre una pantalla de Bonus en el videojuego que todo el mundo descarga o esos imbéciles que están contentos porque acaban de entrar en la casa del Gran Hermano.


Es el soma, me diría Aldous tirando escéptico los dados en el backgammon. Es el sostento de todo. Desgraciadamente algún día debería decirte porque publiqué eso...

Mis maestros espirituales han sido todos pésimos escritores, pero hoy en día ya nadie duda de que su aportación ha dado para pensar a estadistas, científicos, artistas y otros haraganes. Ellos jugaron la carta del profeta. Y aunque a veces se caen del estrado, al cabo de unos años alguien los vuelve a poner en la tribuna. Increíble.


Llevo días pensando en como se ha intentado monopolizar el soma para tener a la población completamente comprada. Algunos de los pocos que vivían aquí cuando las fachadas eran grises y los de la Stasi venían a llevarte de vacaciones sin retorno a la central de seguridad que tenían en Lichtenberg, me explicaban que bueno, estaban todos tan flipados y empachados de propaganda que en el fondo no hacían falta drogas. Aquello era una alucinación colectiva, mucho más evidente ahora que cayó la DDR y se puede ver lo vergonzosamente poco que había detrás del decorado y con qué morro ejecutaban la función in aeternam. Lo más cínico es que al otro lado del muro la cosa tampoco anda es tan distinta. Y nos ha hecho falta una crisis global (la primera de las que van a venir) para que empecemos a darnos cuenta.


Aquí se habla, se dice, se piensa, pero sólo a partir de lo que se ve. Y creen estar bien. La verdad que muy bien. Lo que no sea como aquí no interesa y siempre se podrá decir eso de bueno, estas cosas no ocurren aquí.

Los bárbaros nunca saquearon nada. Roma ya llevaba tiempo corroída por sí misma muchísimo tiempo atrás. Me gustaba mucho aquel film casi épico ambientado en la época de Cómodo en el que se habla ya de caída entre el esplendor de una púrpura que más bien parecía propia de un funeral. Los bailarines, completamente borrachos de oro bailaban alegremente, pero el aire aparece terriblemente tétrico.

También en el principio de la Fundación de Asimov, Hari Seldon calcula algo físicamenteimposible, pero más que razonable y pasa por loco, porque las personas que se distancian excesivamente a la mentalidad del grupo, pierden también su credibilidad, porque lo grupal es más concebible que aquello que surge de una mente capaz de formular una tesis discrepante.


Cada vez que escribo acaricio muchas ideas distópicas por culpa del sitio en el que me encuentro. Berlín es cyberpunk y su inmenso espacio lúdico no ha logrado maquillar eso del todo, pero va bien encaminado. En cuanto a mí, necesito escribir porque a veces pienso que trabajando en los clubs, contribuyo en parte a ese escapismo general, cosa que no me gusta para nada.


Hoy la cosa va de lo mismo que ayer. Historia breve. Como una pastilla de caldo concentrado. Dá para mucho. Almenos para terminar un paquete de Cabinet que empecé en cuanto me senté anoche ante la mesa.

martes, 12 de abril de 2011

Blockiert (gracias a la Postbank)





El sistema bancario alemán pretende pasar por uno de los más sólidos con el aval que tiene ir al lado de la mejor economía europea. En realidad está lleno de mierda. Si quieres trabajar en este país de forma limpia necesitas un seguro médico. Tu pagas cada vez una parte de la cuota y tus jefes ponen el resto. Hasta ahí lo normal. Pero para poder hacerte el seguro de los cojones tienes que tener una cuenta corriente en Alemania. No te aceptan otra. Ahí empieza el follón. Te tienes que abrir una y entonces tienes múltiplas opciones para ser bien timado. A mí me lo pusieron bastante divertido. A parte de enfadarse porque no quise abrir ninguna línea de crédito, ni me dio por hacerme un plan de pensiones y ya les dije que de ingresos los mínimos, me enviaron la targeta con bastante retraso, y ahí la tengo abandonada en la estantería de los libros, muerta de asco y olvidada por todos. Pero lo peor de todo es que un día me dicen que les debo dinero porque no he metido ni un euro en el saco.


Cómo voy a deberte? Pregunto por teléfono. "Hombre aquí te cobramos por cuidarte el número." Pues vamos listos. Voy para allá a pagar y me dicen que el próximo mes seguiré debiendo. No me jodas, Me quedo con el Poker face. Pero aquí que ha ocurrido? "Usted tiene un Giroconto" Yo eso no lo pedí. Necesito una cuenta normal para pagar a la mútua, ya está. "ya, pero para eso hace falta un Giroconto, en Alemania no hay otra alternativa".


Así que al cabo de un rato ya estaba haciendo el Martínez Soria en una sucursal que tienen en le primer piso de un centro comercial intentando encontrar una solución para no tener que pagar seis euros cada mes por no hacer nada. "Hombre pues deberías ingresarme unos 1.000 euros y después estamos en paz." Y si me quedo a cero? "Entonces ya no pasa nada. Ya me has ingresado una vez y demuestras que el flujo existe. No debes nada". Pues me presento con los mil euros que tenía en el calcetín y en los bolsillos de mi nuevo compañero de piso y bueno, me dicen que por transmisión electrónica, que nada de pagar al contado. Pues pago a través de transferencia. Y me quedo sin nada, con todo mi capital de trámite. Me tengo que ir a trabajar un día extra para devolverle en menos de 24 horas el dinero prestado, por lo que sigo sin blanca a la que llego al piso. El dinero existe pero no lo puedo tocar porque está todo ingresado en la cuenta de mi novia y después todo enviado a mí. Aunque en un banco nos dijeron que pasara mañana, en el mío me sueltan que las transferencias les tardan 3 días (y esos 3 días son casi la muerte con el cinismo que encima se han cobrado una comisión por ello), así que hasta el jueves estoy sin poder sacar nada. Me quedo fulminado ante el mostrador mientras leo en los ojos del tipo de labios retorcidos eso de "gracias por confiar en nosostros", gesto que explica porqué de la noche a la mañana nos estrujaron hasta dejarnos secos. Luego me voy a la vieja que está de cajera y le pregunto: oye en tres días si tengo el dinero y me vuelvo a quedar a cero esto de que me sacáis seis euros otro mes ya no va a pasar más, no? "Eso quién te lo ha dicho? Cada mes hay que haber ingreso/s que llegue/n a un mínimo de mil" Si no... me seguiréis sacando los seis euros al mes. "Exacto" contesta sin sacar los ojos de sus formularios. Busco al yuppie que me ha metido en este fregado con el objetivo de aniquilarlo pero sólo veo su a un tipo huyendo disimuladamente por las escaleras mecánicas que hay a la salida de la entidad. La gente que acude con síndrome de abstinencia a esas galerías se amontona como plaga de langostas.


Tengo un billete de diez, medio paquete de Gauloises y la impresión de que me han dado por el culo.

Lou Reed está cantando en casa. El día se ha vuelto gris de golpe y por enésima vez estoy fregando el pasillo.


In Berlin, by the wall

You were five foot ten inches tall

It was very nice

Candlelight and Dubonnet on ice

We were in a small cafe

You could hear the guitars play

It was very nice

It was paradise


Leo en el periódico que China quiere invertir en deuda pública española, que va a poner sus intereses en el sudoku de las cajas de ahorros y que ya se están firmando nuevos contratos millonarios entre el gigante asiático y la patria de Don Quijote. En otro periódico más estiércol sobre el Banco Alemán, y lo bien que ahora va todo. Incluso se habla de crecimiento económico y de que la locomotora funciona: se va a volver a exportar mucho gracias al desastre en Japón. Pero los islandeses le dicen a Londres que no piensan pagar y yo les voy a cerrar el grifo a esos cabronazos que son los únicos del sector de servicios que cobran sin prestar ninguno.


domingo, 10 de abril de 2011

Gentrifuga2

Pese a tener muy claro que "no hay que cantar a la rosa sino hacerla florecer en el poema", sigo sin haber publicado ningún libro. Eso me convierte en un escritor bilioso y amargado. Medio año no significa ningún salto, tan sólo pasos y muchos cigarrillos. Dejo a medias muchas novelas como quien exprime naranjas a las ocho de la mañana y me quedo con lo que apunto en mi cabeza a punto de estallar: Berlín apesta a fracasos. La sociología impecable de Prenzlauerberg me obliga a tomar el M10 hasta su última parada con tal de alejarme de todo. Ya no escribo en los bares con mi cuaderno, sino que me escondo en bistrots, o dejo notas en los paneles que hay en los supermercados.

Anuncios imposibles.


Pululo por Fschain. Un clon del distrito vecino con el cinismo de creerse algo. La gente que vive ahí siempre me suelta la misma mierda. Al cabo de unos meses se tienen que largar todos porque los echan de los pisos. Gentrificación.

Nosotros la hemos creado. Nuestra pequeña aportación ha sido tan valiosa como los dividendos que unos pocos percibieron con la crisis financiera.

Incluso los antiguos edificios estalinistas están muy cotizados. Ahora es un lujo quedarse a vivir ahí. En otro tiempo el Partido te enviaba a esa ratonera con la fachada de azulejos dorados y encima tenías que dar las gracias.


Paseo por Kreuzberg, el paraíso de la diversidad: me lo encuentro a reventar de españoles con rastas, diseñadores queer, turcos cargados de chatarras, adolescentes escandinavos y gente tan variopinta que pide a gritos encontrarse con un cool hunter. Me provocan arcadas. Quizás todo eso fue mítico, pero eso es pasado.


Llevo a un grupo de valencianos por las escaleras del Tacheles. Evidentemente ya han clausurado el café y los cines y pronto lo van a desalojar todo como llevan ya años diciendo, pero es un lugar turístico y el centor social más famoso de Europa. Nada que ver con la legendaria comuna uno de la época de Uschi Obermaier. Las guías dedican párrafos y fotos a la Oranienburger strasse y los chicos me piden que los lleve ahí. Evidentemente el tour lo terminamos enfrente del Check point Charlie y para ser precisos al lado del Mc Donald's. Me pagan generosamente por la charla y tomamos juntos un Currywurst. Me resultaría difícil hablarles del futuro si no fuera porque no he dejado de creer en él.


Todo el mundo habla de una nueva zona que siempre existió. Precisamente en el norte de uno de los distritos más superpoblados: Neukölln. Debo decir que la primera vez que estuve ahí no me impactó. Fue una breve visita a su ayuntamiento. Tampoco en la segunda ocasión. Simplemente no me gustaba la zona. Pero el circuito alternativo se desplazó de Kreuzberg hacia abajo y entró en lo que era la periferia de este lugar, por lo que la palabra Kreuzkölln pasó muy pronto a ser sinónimo de cool aunque los nuevos garitos fueran lugares casi improvisados, la farándula auténtica chusma como lo fue Prenzlauerberg en los 90 y el tráfico de droga el menú del día. Para mí no hay marcha entorno a la Hermannplatz, es un perímetro tristísimo que ha tomado el relevo de todo lo interesante que dicen que aquí siempre se cuece. Pero siguiendo la regla, si todo tiene que desplazarse hacia el sur, lo mejor que puedo hacer es dirigirme hacia donde todo eso todavía no ha llegado: al final de la U8, en la Hermannstrasse. Ahí, en una zona que rodea tres cementerios y a la puertas del parque de Tempelhoff está el salvaje oeste. Existe un lugar de época llamado Rixdorf, apenas visitado, de donde proviene una de las pocos bebidas carbonatadas genuínas de esta ciudad, me refiero a la Rixdorferbrause, que es como una tónica con sabor a hierbas. Eso es como un pueblo en mitad de una mastedóntica área de Casinos y puestos de comida barata, peligrosas Kneipe llenas de perros ensuciando las moquetas y alcohólicos cuarentones con aspecto de formar parte de la decoración. Ese lugar tan horrible es territorio virgen. A un lado Rixdorf, al otro la calle Karl Marx (amalgama de todo lo inconcebible) y al fondo Gropiusstadt, de donde era originaria la famosa Christiane F. y en donde podemos observar una de las peores pesadillas del racionalismo en la construcción de viviendas.


Es en esas extrañas coordenadas donde he empezado a econtrar un nuevo refugio cuando no estoy trabajando detrás de la barra, llevado a turistas por el centro de la ciudad o pinchando en algún club. Bowie le dedicó una canción para el álbum Heroes y cada vez me doy más cuenta del porqué. No me ha importado claudicar. Era el siguiente paso. Una amiga mía sostiene que ahí fue donde él quiso ser antes que nada un ciudadano del mundo, pero yo lo único que veo ahí es una auténtica desprogramación y eso me gusta. Ese lugar no está contaminado por las tendencias y lo que me era más necesario era poder alejarme de todos esos sitios en donde todo el mundo se está exhibiendo constantemente. Ya dije que no tenía ganas de conocer a gente nueva porque en mis trabajos estoy todo el día tratando con gente. Normalmente me encerraba en la habitación cuando tenía libre para no tener que ver a nadie, pero eso no podía hacerlo siempre.


Pasar desapercibido en la nocturnidad para poder escribir algo que todavía no se ha hecho. Esta locura tiene muchos precios, pero lo vale todo.