lunes, 12 de octubre de 2009

Llego a casa mientras graznan los cuervos. Pese a las ojeras me han dado buenas propinas. La ciudad entera se vende por nada. Como toda cosmópolis. Alejandro se escandalizó cuando al llegar a Babilonia los padres prostituían a sus hijas en los portales de las casas. Los de Prenzlauer aparecen oscuros y abiertos y rudos operarios descargan los contenedores. Sólo se respira la humedad después de una larga noche de lluvia como sólo podría suceder en la nueva estación.

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