viernes, 12 de febrero de 2010

Eran las cinco de la noche y parecíamos insectos entre montañas de espuma de afeitar. Ese es el invierno en la Schliemannstrasse a la salida del trabajo. Mi jefa me pidió si le ayudaba a arrancar el coche porque con la nieve no había quien hiciera funcionar esos trastos. Después de pringar toda la noche termino empujando el carro mientras las ruedas giran como lavadoras neuróticas y los copos siguen cayendo como si todavía recibiéramos postales de navidad.
Al llegar a casa me encuentro al Doctor dando vueltas por la cocina incapaz de terminar el diagnóstico de un tipo que se cargó al marido de la tía que se estaba tirando, el más normal de sus pacientes por lo que me ha explicado. La olla hervía con cuatro hierbajos, gengibre y algún mejunge raro que se hace para combatir el resfriado y los cigarrillos nos esperaban encima la mesa. Le cuento que una amiga me ha traído los nuevos flyers para el Mokum y que en cuanto pueda voy a empezar a repartir de nuevo, de bar en bar, de barrio en barrio y de un Berlín al otro. En cuanto me pregunta si me canso de meter siempre la misma música le contesto que intento no poner nunca la misma música, porque es lo que más detesto de las fiestas que hacen los otros tipos: el negro, el goblin, la rata... están repitiéndose cada dos por tres.
Le explico que he descubierto un tema muy raro que precisamente me pidieron en el CCCP: 96 Tears, de Question Mark and the Mysterians. Me sorprendió que me lo pidieran dos chicos con camisetas de marinero gay que parecían salidos de alguna tarde en Barrio Sésamo, porque precisamente tenía el cd recién salido del horno dentro del tercer estuche, que es donde meto todas las cosas nuevas. Por desgracia no pude pinchar las 96 lágrimas porque el Negro me decía que se acababa mi turno y que quería pinchar otra vez un rato, así que nada de Question Mark and the Mysterians, pero hoy al levantarme la he vuelto a poner en casa como unas cinco veces porque lo peor de todo es que el tema es de lo más pegajoso una vez has dejado de odiarlo, porque se las trae. Curiosamente en su época fue más que un hit como el Sweet Jane de la Velvet o el Fire de Arthur Brown, pero igual de olvidado a la que cambiaron las modas. Ahora que en Berlín tanta gente sigue reivindicando la música de garage, es normal que alguien te pida algo como esta banda de Michigan, pero no dejó de llamarme la atención: el cantante es uno de los seres más colgados al micrófono, basta decir que se cambió su nombre oficial por "?" y que los extraterrestres le habían dicho la letra de las 96 lágrimas, por eso y por otras tantas cosas lo llaman Question, porque el hombre todavía sigue vivo, oyendo sus voces y todavía sin quitarse las gafas de sol.
We'll be together
For just a little while
And then I'm gonna put you
Way down here
And you'll start cryin'Ninety-six tears
Muy majo el chaval, sólo basta leerlo.
En cuanto a mi dieta de un film por día, sigo manteniéndola, mejorando el idioma y sí recuperando el amor por el cine, porque llevaba tiempo sin ver nada de nada. Al final me voy a acabar haciendo amigo del hombre del videoclub, que no nos engañemos, no deja de ser el confesor de la era postmoderna. Carne no he vuelto a comer desde el incidente y la Berlinale muy bien, muy bonita, mucho glamour, mucha pantalla con famoseo, chupacámaras y todas esas cosas. Los tengo a todos bebiendo después en el bar, con menos glamour y bastante pasados. Veo que sigue nevando como si nos estuvieran enterrando vivos, meto las 96 lágrimas y me preparo para el reparto.

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