martes, 27 de julio de 2010

Ah mes amis, sé que llevaba tanto tiempo sin decir gran cosa dadas las extrañas vicisitudes de mi pasion sauvage. Pero mi dieta de cigarrillos, café y alcohol me tenía demasiado ocupado en pensar en otra cosa que no fuera mi ruptura. Podríamos decir tiempos aciagos, pero ya no me da la real gana porque le hemos concedido demasiado luto a algo que ha durado menos que el matrimonio entre Hitler y Eva Braun. Si algo he intentado hacer ha sido evitar pasar por las fases de amor, decepción, rencor, odio, desamor y olvido. Y bebérmelo todo para pasar a la penúltima o la última casilla, pero en lugar de oca a oca caí en muerte y me encuentro en la salida una vez más, esperando mi turno. Creo que este juego sería mucho más fácil de ganar si alguien le canviara las normas, porque sinceramente a estas alturas ya no lo encuentro divertido.
Enterarse que la misma noche que te dicen que no tienes ninguna chance se lía cuando te largas con la derrota a casa es más bien jodido. Y digo enterarme porque casi tengo que hacérselo confesar a uno de estos amigos que nunca lo son tanto después de coacciones, furias y casi una de las estampas más violentas del oscuro Caravaggio. Uno al final se entera de todo, pero no imaginé tampoco que sería tan pronto.
Evidentemente ellas siempre tienen razón. Cuando tú lo haces después de una separación eres un cabrón que en dos días está con otra. Si en cambio lo hacen ellas, siempre habrá un motivo.
Lo peor es que para un varón/caballerete/hombrecillo/o lo que sea, recuperar a la persona que realmente le gusta aunque lo hayan dejado tirado resulta algo prácticamente imposible. Ya puedes arreglarte, ser agradable, dar todo lo mejor de ti... nunca funciona. Sólo vuelven si creen que te has liado con otra y para sacarte todos los reproches del mundo. Al fin y al cabo siempre tendrán razón. Persuasión cero. Ni argumentos ni leches, no sirven. Y si te intentas quejar encima te dirán que sólo hacéis que discutir y cada vez más, aunque de discusión más bien poca y de comunicación todavía menos. Es la misma historia de tanta gente, porque en el fondo no hacen otra cosa que seguir el protocolo.
El problema fue salir ayer de fiesta por ser día libre y para no querer coincidir, uno se va la último lugar donde espera que aparezca algo relacionado con el tema. Una fiesta en casa de una amiga. Precisamente se abre la puerta y aparece el tío con el que se lió y al verme lo primero que hace es quedarse blanco como un yogur.
Entonces supe que era él. Pero qué cutre. No podía haber pillado a uno más chungo.
Tuvo que sentarse conmigo y se sentía tan incómodo que más que hablar parecía Hugh Grant de tanto balbuceo. La puta que lo parió.
Puedes ponerme hielo en el vaso? Realmente vamos a necesitar mucho hielo esta noche.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Oh mon ami, que historias tiene la vida, ya tendrías que estar de vuelta de muchas cosas, acuérdate que tienes una amiga por Barcelona que aún es capaz de sacarte una sonrisa, y recuerda que la vida a veces se toma un café contigo. Si sacas tiempo envía algún mail a espiandoamivecina@gmail.com... que algo reiremos juntos.
Espero que esto no sea una invitación a freaks, que bien lo podría ser.. pero me gusta arriesgar.
Angie Stardust.