Berlín
sábado, 3 de noviembre de 2012
Salud.
lunes, 16 de enero de 2012
No estamos cruzando un auténtico campo yermo. Pero podría haber sido así. El cuentakilómetros de mis ficciones lleva demasiado tiempo al máximo y es preciso desacelerar. No tiene ningún sentido ir constantemente a toda mierda hacia ninguna parte. Por eso nos quedamos sin hacer nada.
Cierro los ojos para no pensar pero sigo siempre en la carretera porque es lo que en esta época ocupa por entero mi área mental una vez más. Incluso trato de pensar en otra cosa, pero lo salvaje me llama con tal de salir del cuarto y al final me doy cuenta de que incluso tumbado hago dedo para que me lleven a otra estación. Es preciso escribir sobre eso o la cabeza me va a estallar. Chicas que se recuestan encima de las carrocerías, depósitos de gasolina abandonados en mitad de la nada. Billetes de enlace. En mi cuaderno nunca hubo tantas cosas sin sentido. Los tachones atraviesan rabiosos páginas enteras y voy insomne de un extremo al otro de esta ciudad como si fuera un mensajero de unos dioses enfrentados, pero tan sólo me siento un merodeador, un depredador en mitad del saqueo con unas ideas que no quería pero que me abrazan, porque al fin siento el aliento del lobo que se encuentra en su medio.
Y entonces el paisaje: civilización. Antigua y perversa. Jóvenes sin horizontes, viejos con demasiado que ocultar. Prostitutas de un sistema en el que no creen. Gente con atuendos de otras épocas, exhibiéndose y buscando el anonimato en los vagones de primera hora de la mañana, derrotados que nunca se van a levantar junto a las legiones de cadáveres para luchar. Salgo a través de apestosos puestos de comida rápida en los cruces de líneas para tomar el S-Bahn hacia la estación principal, donde seres anónimos con poco que contar me esperan para que les lleve hacia los restos del muro y les explique qué es todo esto y quienes son las personas que están aquí.
Esperan a un Caronte que les explique qué hay en la otra orilla de sus lagunas, pero en realidad no van a salir muy lejos del círculo. La mayoría de las veces me dedico a escucharlos y me doy cuenta que en realidad me pagan para eso. Tomo nota y me gustaría hacer como ellos: darle la vuelta a este continente, tocar el norte, descender furioso hasta un paralelo inferior y desplazarme, grabarlo todo sobre piedra en los foros en los que los hombres deberían aprender a ser hombres. Pero ahora no hay dinero, sólo nostalgia.
Sueño que conduzco un taxi de noche como en el videoclip en el que te repito que siempre estarás en mis pensamientos. Estoy de nuevo en una de las muchas ciudades con los mismos suburbios y cuartos traseros y se suben Klaus Kinski y Salvador Dalí.
Evidentemente sostienen una terrible discusión. Arranco sin darle mayor importancia y al torcer la esquina ya se están peleando. Empiezan a insultarse, se gritan como yo le gritaría a mucha gente, y me doy cuenta de que la lían por nada pero que no hay modo de pararlos. Al cabo de poco ya están a dándose a guantazos. En un abrir y cerrar de ojos nos empotramos contra una farola y morimos los tres en el acto. El sueño es una puta mierda, lo sé y apenas me importa su significado.
Me levanto con el estómago dándome arcadas y veo una armada de platos flotando en el fregadero capaces de hacer que se me pase el hambre con sólo encender el interruptor. Salgo a la calle para que me dé un poco de aire fresco y llevo el cuaderno en el bolsillo con todas sus cicatrices y frases a medias, esas promesas de futuro sin cumplir, esas frases sacadas de galletas de la fortuna. Deambulo y me meto en el bar. Así como habló Zaratustra yo me quedo en silencio mientras me sirven el café. Tan sólo un telefonazo y en cualquier momento puede llegar mi ángel de la guarda, el cual lo lleva también bastante jodido. Éste tiene seis trajes y veinte corbatas, pero apenas logra pagarse el alquiler y vive en sus mentiras y de su inmensa fachada, pero no se cansa de perseguir un sueño en el que cree. Hasta el punto de haberlo dejado todo y haber ido a parar en el mismo sitio que yo. Aquí estamos, entre Jesed y Jevurá.
Nos hemos convertido en mejores joyas de d'Annunzio y Oscar Wilde, magníficos gemelos con las que disimular camisas gastadas y hablamos de un año en el que ha cambiado el mundo. Un año marcado por la revolución de los jazmines,
el desastre de Fukushima
y las muertes de las malvadas Bin Laden, Gadaffi,
Kim Jong II,
la deuda soberana y la presión de las agencias de calificación, la inundaciones en Australia y el terremoto en Chile, la ocupación de Wall street,
la boda del príncipe Guillermo y Kate Middletone
y la caída libre del euro, el triunfo de las derechas en las urnas y de las izquierdas en las calles, el E Coli, los rescates internacionales, la caída de Berlusconi, los disturbios de Londres,
la pérdida de Amy Winehouse
y la masacre en Noruega,
las protestas en Rusia, la gran hambruna en Somalia.
El microcosmos de Berlín parece una tontería al lado de todo esto es más, hasta da la impresión de ser una ciudad de promesas desde que Frau Merkel hiciera su llamamiento a los jóvenes titulados con ganas de trabajar. Para los que no lo sepan, esa misma señora ha afirmado que el multiculturalismo es un modelo fallido y todos los que estamos aquí sabemos que Berlín es el máximo exponente. De algún modo existe un sentimiento de pérdida de control.
Creo que el verano fue demasiado gris y que cierto pesimismo ha calado, porque cuando tanta gente vive pendiente de quién va a ser la próxima top model y pasan de protestar por la coerción que el Deutsche Bank ejerce sobre las instituciones públicas, veo que nos estamos yendo a tomar por el culo. Aquí hay tanto pan y circo como en todas partes. Y mucho gilipollas.
Por alguna extraña razón, mi amigo el dandy y yo planeamos nuestra fuga de esta ciudad. Nuestros personajes nos han poseído de un modo terrible y están decidiéndolo todo sin consultárnoslo. Sigo explicándole mis sueños y es ahí donde creo que hay que ir. Sin embargo nunca una carretera había estado tan lejos.
El transporte marcó toda la economía de la década anterior y la deslocalización fue una consecuencia de una logística asequible por parte de la gran empresa. Todo se fue desplazando a las distintas periferias hasta que el crudo se puso por las nubes. Ya leí hace un año en La Contra de Lavanguardia que lo de viajar en low cost se iba a acabar en cuanto retiraran las subvenciones y que lo de los productos importados se trataba de una rareza de la que no podríamos presumir durante mucho más tiempo.
En lo personal ha sido un buen año después de todo, hemos conquistado esta ciudad y le hemos sacado lo que nos ha dado la gana, pero también se nos ha escapado todo como arena de las manos. Y la impresión es de que siempre va a ser así. Por otra parte adoro este lugar, pero si me quedara, llegaría un momento en que dejaría de verlo tal y como aún lo ven mis ojos.
Porque ya lo he hecho mío, pero Berlín seguirá siempre cambiando y no es de nadie. Llegará un punto en que no podré reconocerlo y me sentiré como tanta de la gente de aquí. No quiero llegar a vivir eso, es más, antes tendré la maleta esperándome en la esquina del cuarto como cuando me instalé, y en diez minutos ya estaré camino de Schönefeld.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Servidor se dejará caer por las urnas porque también le afectan y no para votar a ninguno de los grandes grupos. Es una buena ocasión para lavar conciencias y seguir teniendo el derecho a criticar una ciudad en permanente estado de quiebra y con numerosos casos de corrupción. Para la Doctora Merkel va a ser una muestra más de su continuo declive, puesto que su partido no ha parado de pegarse batacazos en los últimos comicios, llegando a perder feudos históricos.
Son cosas de la polis y aquí todos son muy democráticos, a la ateniense, pero la Atenas de verdad se encuentra por la gracia de mi querida Alemania pasando por un túnel sin fin y con un ambiente jodido, romántico y revolucionario. Las calles de aquí no arden, pero hace cosa de unos meses se detectaron altos niveles de radiación en la zona de la Stargarder Strasse, que es donde suelo desayunar al salir del trabajo. Yo no noté nada, pero últimamente me está dando por escuchar Dyango y empiezo a pensar que posiblemente algo realmente ocurrió, porque por si había alguna duda, a mí Dyango no me gusta, pero lo tengo todo el día puesto.
Estuve trabajando de extra en el rodaje de una película española en el barrio de Kreuzberg. No hice gran cosa: estar todo el día sentado, leyendo, hablando con otros comparsas que lo habían llamado del casting y viendo como los cámaras iban mareados de un sitio a otro y se tiraban horas para filmar cinco minutos de peli que después no convencían a la directora. Al final yo ni salgo, porque nos dieron las nueve de la noche y ya era hora de recoger, así que me dieron el dinero y me fui para el otro trabajo, el del bar, donde mep asé haciendo caipirinhas toda la noche. Se ve que es una película romántica para jóvenes, un producto poco exportable, y que en un par de años va a quedar obsoleto, pero me lo pasé bien.
Luego empecé a también a hacer de guía turístico. Es divertido, un trabajo limpio, hablas con gente de distintos países. Paseas, ves los monumentos. Me gusta.
Y además están los sets de Dj, que están funcionando. Como de costumbre intento encontrar salas de fiestas con más renombre, sacar más ego y dinero. Pero no lo hago tanto. El tiempo libre es más importante y lo tengo para escribir. Empecé un nuevo libro porque el otro siempre está ahí dando por saco y no hay manera, se alarga tanto como las obras de la Sagrada Família, por lo que me metí con una historia que no me diera demasiados quebraderos de cabeza y simplemente me diera margen de acción. Además la escribo a mano en un cuaderno y siempre en lugares distintos. Tengo un par de sitios fijos a los que me gusta ir en parte porque no hay nadie y ahí hago lo que me da la gana, además me permiten la posibilidad de salir del distrito de Pankow, que es donde el pasado año estaba casi siempre. El verano no ha sido nada del otro mundo. Casi sIempre con chaqueta y a veces pasando frío, pero he aprovechado para moverme y dejar que las ideas fluyeran. Ha funcionado.
Se están haciendo cosas, eso es bueno.
jueves, 16 de junio de 2011
Islandia
viernes, 27 de mayo de 2011
22M los resultados
Sabíamos que el PSOE y en Catalunya el PSC estaban fatal y que el clima de pánico tanto en Moncloa como en Ferraz era ya un secreto a voces. La debacle electoral de estas formaciones ha precipitado el archicomentado tema de la sucesión de Zapatero. El Partido Popular ha arrebatado plazas históricas y ha visto como en un lugar como Catalunya, que presumía de rechazar categóricamente su ideario, han alcanzado un número jamás visto de ediles que servirán a los convergentes como socios en la toma de decisiones.
miércoles, 25 de mayo de 2011
22M
He intentado sacármelo de la cabeza, pero mi interés por los asuntos de la polis ha sido siempre bastante más fuerte de lo común. El sistema democrático debería invertir más en publicidad si quiere volver a convencer. Para mí lo importante ha sido ese medio millón de votos en blanco. Me cuesta creer que tanta gente se haya dirigido al colegio electoral el pasado domingo para votar en blanco, pero me sorprende más que mucha gente haya votado en blanco por convicción. Evidentemente la balanza se ha inclinado más hacia los partidos fuertes en unos comicios donde las nuevos grupos podrían haber llegado a tener un papel mucho mayor. Esos votos en blanco son los que en gran medida les han levantado el listón para poder conseguir un sillón en los consistorios españoles. Lo veo una lástima. Desde hace días se están oyendo muchas voces pidiendo que se cambie el régimen electoral cuando en realidad deberíamos tener un poco más claro desde un principio como funciona el vigente.
Nuestro sistema es erróneo. Lo saben todas las formaciones políticas, de la primera a la última y el tema de proponer su modificación para nada es nuevo, todo lo contrario. Es la gran caja de Pandora que heredó la democracia. Hoy en día esta visto que un Estado con más de 45 millones de habitantes no puede ser gestionado por unos parlamentos con una salvaje tendencia al bipartidismo. Todos sabemos que si hablamos de elecciones generales, en España el voto disperso en España no cuenta demasiado. De esta forma no se entiende que un partido de ámbito nacional como como Izquierda Unida tenga menos miembros en el Congreso de los Diputados que la coalición Convergencia i Unió (la cual es votada fuertemente en Catalunya pero no en el Estado) habiendo sacado un número de votos bastante similar.
En Catalunya se aplica además un régimen exageradamente desproporcionado: los votos de la zona del área metropolitana (donde viven tres cuatras partes de la población del país), tienen menos valor que los de la periferia. Así pues, se dice que un votante de Vic equivale a casi cuatro en Barcelona. Eso significa que los votos de la coalición nacionalista no son tantos en números reales, pero vienen de zonas favorecidas en el sistema de cómputo.
Estamos, y hace años que dura la broma, ante un sistema que nadie se ha atrevido a cambiar por el tremendo giro político que implicaría la aplicación de su reforma: A las grandes empresas, que son las que controlan el país, no les gustan lo en el argot de los expertos en derecho constitucional se llama parlamentos a la polaca. Pero como ya he dicho, es difícil y para muchos absurdo que 45 millones de habitantes sean correctamente representados por SÓLO dos colores: uno en la tribuna y el otro en el banquillo. Y en Catalunya, donde la diversidad cultural todavía es mayor, el bipartidismo representa una situación política alejada de la realidad social.
Si consideramos que el parlamentarismo es un juego que funciona a base de pactos y compromisos entre grupos distintos y que la misma Constitución permite el pluralismo político, es un tremendo error desarrollar un sistema en el que sólo un par de grupos tienen cancha. El efecto inmediato es la terrible corrupción.
Desgraciadamente vivimos en un momento en el que el ciudadano desconfía más que nunca de la clase política. La preocupación de los españoles ya no es el terrorismo, Sino los dirigentes elegidos a través de las urnas. Es por tanto necesario quitar los obstáculos que frenan a los partidos menores el acceso a las cámaras y que la ciudadanía sienta que su voz está en los órganos de poder. No me estoy refiriendo a una concesión para el pueblo que se ha lanzado cabreado a pegar gritos en la plaza. Es la misma democracia la que ahora mismo está en juego. Estas barreras normativas para conservar la poltrona se tienen que acabar o el barco se hunde.
En democracia un hombre es un voto. Si esto lo vulneramos por culpa de una estadística, podrimos el sistema a largo plazo, que es lo que nos está pasando. Eso sabemos que también puede ser peligroso. Tanto que si se aplicara al pie de la letra, los políticos sólo harían campaña en los núcleos con gran cantidad de población. Y todo aquello que pasara fuera de las capitales, apenas tendría relevancia porque eso no da votos. Conocemos el problema y el cinismo de los dirigentes.
Por esta razón muchos países cuentan con una cámara de representación territorial. Una cámara con funciones propias y que tiene una importante tajada en los mecanismos del poder. España también tiene una, pero no la usa, curiosamente permanece prácticamente inoperativa o se desconocen sus funciones, las cuales deben ser más que irrelevantes. Me refiero al Senado. El papel del Senado es pues residual, porque apenas tiene una utilidad pública pese a que el sueldo de un senador no sea para nada despreciable. Algunos incluso han llegado a pedir indignados la supresión de éste. Tal y como está los contribuyentes podríamos ahorrar bastante. Pero debería tenerse en cuenta que más que eliminarlo, lo que debería hacerse es dotarlo de un poder real, porque irónicamente esa es precisamente la pieza clave para un sistema democrático en nuestro Estado. Hay demasiados escaños en el Congreso que deberían estar ubicados en el Senado. Incluso ciertas comunidades Autónomas deberían crear uno mientras vacien un poco sus Asambleas o sus Parlamentos. Si queremos que un hombre sea un voto real hay que tirar por esa senda. Y si queremos que ciertos territorios no queden abandonados por una Administración pésima, también.
Si el Congreso o los parlamentos autonómicos fueran realmente cámaras de representación populares, el pueblo la dotaría de distintos colores como reflejo de su diversidad de opinión. Las barreras para conseguir un sillón no serían tan exageradas.
martes, 24 de mayo de 2011
Los españoles son capaces de un dos de mayo, pero después no de un tres, ni de un cuatro... pero ante el asombro de todos, sí de un 15

viernes, 15 de abril de 2011
martes, 12 de abril de 2011
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