viernes, 27 de mayo de 2011

22M los resultados

Cuestiones como las que he escrito en el post anterior se han formulado precisamente durante las municipales, por el solo hecho de que tocaban y almenos la gente creía que podría decidir sobre algo. Hubo mucha campaña y se mezcló la velocidad con el tocino. Sabemos que en Madrid las cosas no van bien y se ha querido ver en las municipales el termómetro de la popularidad de un gabinete contra la popularidad del candidato a ocuparlo. Creo que ese criterio es poco ilustrativo, porque la realidad local no coincide siempre con la nacional. Hay mucha gente que vota para alcalde a un partido que no votaría en las generales y viceversa, pese a que por otra parte haya mucha gente fiel con su voto y pese a tener a un alcalde mafioso, lo vota porque cree en su jefe de partido que está dirigiendo un Estado en la capital del reino. Pero esta vez en cambio, los dos formaciones políticas más fuertes del Congreso han querido querellarse en el peligroso terreno de los municipios. El grupo de la oposición ha querido vender el 22 M como un plesbicito, mientras que el partido del presidente lo ha preferido ver como una reválida o el prólogo de las elecciones en las que realmente se decide su permanencia. Muchos ciudadanos han aceptado el juego y se han dedicado a castigar al de Madrid en su propia casa, porque por desgracia la situación está mal y todo el mundo trina. Pero ha habido también muchos que se han hartado de la chirigota y han salido a montar la cacerolada. Ésta ha sido la gran diferencia.


Sabíamos que el PSOE y en Catalunya el PSC estaban fatal y que el clima de pánico tanto en Moncloa como en Ferraz era ya un secreto a voces. La debacle electoral de estas formaciones ha precipitado el archicomentado tema de la sucesión de Zapatero. El Partido Popular ha arrebatado plazas históricas y ha visto como en un lugar como Catalunya, que presumía de rechazar categóricamente su ideario, han alcanzado un número jamás visto de ediles que servirán a los convergentes como socios en la toma de decisiones.


Me preocupa que un partido como Convergència haya acumulado un poder tal que nunca se había visto ni en los 23 años del gobierno de Pujol. Su grupo nunca había tenido la Generalitat de Catalunya, las Diputaciones y el mismísimo Ayuntamiento de Barcelona. Los socialistas han perdido poder, influencia y dinero, puesto que una parte de los fabulosos sueldos de alcaldes y consejeros se va para el partido. Perdiendo tantos puestos, el partido pierde fuentes de financiación mientras que sus rivales pasan a engrosar sus cuentas. Es un desmoronamiento en toda regla. Convergència salió de la sequía al quedarse con la Generalitat y se fortalece al apropiarse de los municipios.

Catalunya se está convirtiendo en un país con una oposición débil. El hombre que está en el pati dels tarongers es un neoliberal puede hacer prácticamente lo que le de la gana. Por si no lo sabían, el delfín de Pujol es un economista que simpatiza con los Chicago boys. A él le mola el sistema americano y el rollo yuppie le tira. Lo primero que hizo fue crear una macroconselleria de Trabajo y Empresa. Precisamente los dos opuestos. Sabemos el poco interés que tiene en la clase trabajadora y como le fascina el crecimiento económico y el abaratamiento de los costes.

Sin embargo incluso eso era bastante previsible. La ley electoral favorece mucho que este partido sea tanto fuerte en Catalunya como en el resto del Estado español.


Lo que a mí me ha sorprendido de verdad ha sido otra cosa.

Normalmente con una crisis económica, el conservadurismo cobra fuerza. La seguridad pasa a ser un valor importante y se está dispuesto a ceder libertades con tal de no tener miedo.


Por desgracia sería bueno recordar que muchas veces el miedo viene de una psicosis que estaba preparándose desde consejos de administración y redacciones. Lo que ellos ganan es tanto como lo que cada uno de nosotros perdemos: seguridad. La misma que les pediremos a gritos.

La derecha se hace cada vez más fuerte.

Incluso no son tanto derecha a los ojos del ciudadano. Si antes se les tenía miedo ahora ya no. Hay derechas más malas que están proliferando. Incluso algunos de estos partidos se han colado en los ayuntamientos.

Esa ha sido mi sorpresa. Como lo hemos consentido no tengo ni la menor idea, o más bien dicho, prefiero pensar que no la tengo. Es más cómodo ser cornudo sin quererlo saber a pesar de la evidencia.


Hablemos de ese hombre: Anglada.

Muchos ya lo conocéis. En Alemania su nombre todavía suena a chino. Si explico quien es, aquí lo compararían con Bossi o con Haider, pero tampoco es lo mismo, aunque el tipo pudiera haberse llegado a entender bastante bien con ellos.

Se sabe que este hombre ha provocado más de un altercado, que le ha gustado presumir de ir con armas encima como si fuera un pistolero fascista, que desprecia públicamente a colectivos muy importantes (quiérase o no reconocer) en nuestro país y que viene del partido de Blas Piñar (ese mismo que sonreía durante el golpe de Estado del 23 F). Se sabe que Anglada sustrajo 350.000 pesetas de la época de los fondos del partido. Se sabe perfectamente que el hombre está en contra de la democracia y en Vic se le dio unos magníficos resultados hace cuatro años. Ahora no sólo ha aprobado el examen sino que con el pasado 22 de marzo incluso tiene a sus peones repartidos en distintos puntos de Catalunya. El voto en contra de los inmigrantes vende en un país receptor. Es un hecho que muchos de los que votan en contra de los inmigrnates en su día también lo fueron en Catalunya, lo cual es lo más preocupante de todo. Este país cambió mucho su identidad durante cada una de las olas migratorias, y eso es muy duro, pero no es menos cierto que esos que vinieron levantaron el país o lo aguantaron cada vez. El problema de la economía sumergida es algo contra lo que hay que luchar. El sistema laboral no puede pegar recortes por culpa de una mala economía porque todo lo que se ahorra hoy se pierde a largo plazo. Siento decir que no podemos usar esa cabeza de turco para lavarnos. Hemos dejado que las grandes empresas estén por encima de todos nosotros y pagamos algo sobrevalorado por culpa de una marca. Productos que no valen ni dos duros fabricados en el tercer mundo bajo condiciones denigrantes y que nos obligan a cerrar fábricas aquí para montarlas fuera, porque no somos competitivos. Esa gente viene huyendo aquí. Anglada dice que aquí no hay sitio para ellos y por supuesto no lo debe haber con las cifras de paro tan fuertes. Pero curiosamente muchos de ellos trabajan. Y hacen lo que nosotros ya no vamos a querer hacer porque son trabajos horribles. Anglada ha sido uno de los primeros en insultarlos, en sacar a relucir tópicos que hacen ridículos a los ibéricos en general y en convertir la democracia en un juego demagogo. Que yo sepa la ley de partidos no se hizo para el País Vasco, pero estoy viendo que sí, que se hizo para centralizar todavía más los asuntos políticos y machacar disidencias. Alguien como Anglada es útil para gente de la derecha porque ellos quedan de golpe en el centro sin ser para nada un partido moderado. Les interesa. Los resultados electorales del pasado 22 son en cambio estremecedores.

Soy poco amigo de colgar entrevistas, pero ésta me llamó bastante la atención. Ojo a los detalles.
http://youtu.be/vYxcMe3i-z4

miércoles, 25 de mayo de 2011

22M

Mientras los resultados electorales perforan los estómagos de viejos enemigos personales, en Prenzlauerberg, donde todo es siempre maravilloso, la única preocupación son los artículos de la revista que leo en la tumbona del balcón dos horas antes de irme al trabajo.


He intentado sacármelo de la cabeza, pero mi interés por los asuntos de la polis ha sido siempre bastante más fuerte de lo común. El sistema democrático debería invertir más en publicidad si quiere volver a convencer. Para mí lo importante ha sido ese medio millón de votos en blanco. Me cuesta creer que tanta gente se haya dirigido al colegio electoral el pasado domingo para votar en blanco, pero me sorprende más que mucha gente haya votado en blanco por convicción. Evidentemente la balanza se ha inclinado más hacia los partidos fuertes en unos comicios donde las nuevos grupos podrían haber llegado a tener un papel mucho mayor. Esos votos en blanco son los que en gran medida les han levantado el listón para poder conseguir un sillón en los consistorios españoles. Lo veo una lástima. Desde hace días se están oyendo muchas voces pidiendo que se cambie el régimen electoral cuando en realidad deberíamos tener un poco más claro desde un principio como funciona el vigente.


Nuestro sistema es erróneo. Lo saben todas las formaciones políticas, de la primera a la última y el tema de proponer su modificación para nada es nuevo, todo lo contrario. Es la gran caja de Pandora que heredó la democracia. Hoy en día esta visto que un Estado con más de 45 millones de habitantes no puede ser gestionado por unos parlamentos con una salvaje tendencia al bipartidismo. Todos sabemos que si hablamos de elecciones generales, en España el voto disperso en España no cuenta demasiado. De esta forma no se entiende que un partido de ámbito nacional como como Izquierda Unida tenga menos miembros en el Congreso de los Diputados que la coalición Convergencia i Unió (la cual es votada fuertemente en Catalunya pero no en el Estado) habiendo sacado un número de votos bastante similar.


En Catalunya se aplica además un régimen exageradamente desproporcionado: los votos de la zona del área metropolitana (donde viven tres cuatras partes de la población del país), tienen menos valor que los de la periferia. Así pues, se dice que un votante de Vic equivale a casi cuatro en Barcelona. Eso significa que los votos de la coalición nacionalista no son tantos en números reales, pero vienen de zonas favorecidas en el sistema de cómputo.

Estamos, y hace años que dura la broma, ante un sistema que nadie se ha atrevido a cambiar por el tremendo giro político que implicaría la aplicación de su reforma: A las grandes empresas, que son las que controlan el país, no les gustan lo en el argot de los expertos en derecho constitucional se llama parlamentos a la polaca. Pero como ya he dicho, es difícil y para muchos absurdo que 45 millones de habitantes sean correctamente representados por SÓLO dos colores: uno en la tribuna y el otro en el banquillo. Y en Catalunya, donde la diversidad cultural todavía es mayor, el bipartidismo representa una situación política alejada de la realidad social.

Si consideramos que el parlamentarismo es un juego que funciona a base de pactos y compromisos entre grupos distintos y que la misma Constitución permite el pluralismo político, es un tremendo error desarrollar un sistema en el que sólo un par de grupos tienen cancha. El efecto inmediato es la terrible corrupción.


Desgraciadamente vivimos en un momento en el que el ciudadano desconfía más que nunca de la clase política. La preocupación de los españoles ya no es el terrorismo, Sino los dirigentes elegidos a través de las urnas. Es por tanto necesario quitar los obstáculos que frenan a los partidos menores el acceso a las cámaras y que la ciudadanía sienta que su voz está en los órganos de poder. No me estoy refiriendo a una concesión para el pueblo que se ha lanzado cabreado a pegar gritos en la plaza. Es la misma democracia la que ahora mismo está en juego. Estas barreras normativas para conservar la poltrona se tienen que acabar o el barco se hunde.


En democracia un hombre es un voto. Si esto lo vulneramos por culpa de una estadística, podrimos el sistema a largo plazo, que es lo que nos está pasando. Eso sabemos que también puede ser peligroso. Tanto que si se aplicara al pie de la letra, los políticos sólo harían campaña en los núcleos con gran cantidad de población. Y todo aquello que pasara fuera de las capitales, apenas tendría relevancia porque eso no da votos. Conocemos el problema y el cinismo de los dirigentes.


Por esta razón muchos países cuentan con una cámara de representación territorial. Una cámara con funciones propias y que tiene una importante tajada en los mecanismos del poder. España también tiene una, pero no la usa, curiosamente permanece prácticamente inoperativa o se desconocen sus funciones, las cuales deben ser más que irrelevantes. Me refiero al Senado. El papel del Senado es pues residual, porque apenas tiene una utilidad pública pese a que el sueldo de un senador no sea para nada despreciable. Algunos incluso han llegado a pedir indignados la supresión de éste. Tal y como está los contribuyentes podríamos ahorrar bastante. Pero debería tenerse en cuenta que más que eliminarlo, lo que debería hacerse es dotarlo de un poder real, porque irónicamente esa es precisamente la pieza clave para un sistema democrático en nuestro Estado. Hay demasiados escaños en el Congreso que deberían estar ubicados en el Senado. Incluso ciertas comunidades Autónomas deberían crear uno mientras vacien un poco sus Asambleas o sus Parlamentos. Si queremos que un hombre sea un voto real hay que tirar por esa senda. Y si queremos que ciertos territorios no queden abandonados por una Administración pésima, también.


Si el Congreso o los parlamentos autonómicos fueran realmente cámaras de representación populares, el pueblo la dotaría de distintos colores como reflejo de su diversidad de opinión. Las barreras para conseguir un sillón no serían tan exageradas.

martes, 24 de mayo de 2011

Los españoles son capaces de un dos de mayo, pero después no de un tres, ni de un cuatro... pero ante el asombro de todos, sí de un 15




Últimamente la gente de aquí me ha estado preguntando por la situación de España. Por primera vez veo que hay un interés real por lo que está aconteciendo "allá abajo" y que va más allá de mirar titulares por encima del hombro. Evidentemente Alemania debería asumir cierta responsabilidad, porque no hay que olvidar que nuestras economías se basan en un sistema monetario en donde el papel de la deuda es clave. Los intereses que España paga o que deberá pagar son la sangria con la que Europa salva el cuerpo. Esta automutilación le da el sustento que necesita tanto para seguir compitiendo contra la formidable fuerza de un grupo de países definidos como economías emergentes así como para no doblegarse completamente a los caprichos de los grupos que controlan el precio del crudo, que es con lo que se hace funcionar la industria y la logística. Europa dice aguantar el golpe pero observamos como algunos de sus miembros de desmoronan por "no haber hecho los deberes". Muchos creen que Europa se salva pero de momento. La recesión japonesa ha favorecido a la exportación alemana, que ocupa el vació de una quota de mercado que ha quedado vacante. Un estado de bienestar bien estructurado ha dotado también a Alemania de unos agentes sociales fuertes, un capital humano extraordinario pero que en los últimos tres años no ha hecho más que ver recortes. Aquí al igual que en la mayoría de sitios se vive peor que antes, a pesar de los smart phones, los note books y una cultura recreativa que tiene drogada a la población con vanalidades.




Los alemanes miran con miedo, admiración y envidia lo que ha ocurrido los últimos días en la península ibérica. A pesar del batacazo electoral, ya vaticinado y programado por los medios decomunicación, la gente se está encontrando.




Un estudiante de Stuttgart, con tan sólo 28 años y tras 3 horas de programación creó la web sobre lo que ya se conoce como la Spanish revolution. Lo hizo indignado al ver como la prensa alemana silenciaba los sucesos y los minimizaba como algo anecdótico por considerarlo perjudicial para los intereses de la nación. Un grupo de izquierdosos. Nada más lejos de la realidad.




Me han llegado fotos hechas por gente que conozco, y que muy poca vinculación tienen con la política, de las plazas abarrotadas de personas de todas las tendencias. Familias enteras y muy pocos perriflautas.




Aquí en Berlín se presume mucho de "Demos" pero para mí estas supuestas manifestaciones de café con leche se tratan simplemente de demos, como cuando un grupo de música todavía no ha acabado de sacar un tema pero se dedica a hacer pruebas. Aquí en Berlín se sale a la calle por cualquier cosa y no es por compromiso, sino porque es un acto social. La policía está más que acostumbrada e incluso tras los careos se relaciona con la gente. Sí, el despliegue de treinta furgonetas en la calle es espectacular y las cámaras fichan a todo dios pero se queda en eso.




A mis conocidos les sorprende ver que en España haya tanta gente y sin botellas de cerveza, es decir, porque realmente están cabreados.




Por supuesto no me ha dado la gana responder a cotilleos y los que me conocen ya saben que hablaba de estas cosas desde hace tiempo, por lo que no debería pillarles de sorpresa. En su día ya dije que esto pasaría y está pasando. También dije que la gente que ocupa las instituciones públicas sólo son sparrings que están ahí para parar los golpes y que aunque ejerzan el monopolio de la violencia legítima en virtud de unas leyes soberanas, poco pueden hacer cuando son los grandes grupos bancarios los que han financiando cada uno de los partidos con más representación. El día en que se deje de tirar piedras a las cortinas de humo que son la Iglesia y al Estado y se empiece a sacar el dinero de las cuentas corrientes, a tapiar puertas de entidades financieras y a decir que no se paga créditos, las cosas van a dar el giro. El sistema bancario se ha reforzado con la crisis. Hemos visto como las mismas cajas de ahorros se desprenden de sus obligaciones sociales y se transforman en lo mismo que sus hermanos mayores. Sin obra social la misma sociedad padece metástesis y las arcas públicas, que las pagamos nosotros, no dan para más.




Ignoraba que grandes fortunas personales de algunos dictadores africanos están en cuentas del Banco Santander, las acciones del cual están en manos de uno de los hombres que aparecen en los ránkings de la revista Forbes. No sabía que con tan solo todo lo que el dictador de un país como Guinea (tan sólo 500.000 habitantes) ha amasado, usurpándolo a su pueblo, esa misma gente estarían en un Estado con un PIB por encima al de algunos socios europeos. Ese mismo dinero, encerrado en una caja del banco o en cifras electrónicas si quiere verse de forma más realista, es invertido en operaciones de carácter especulativo semejantes a las que nos han llevado a los ciudadanos a pagar por una crisis enorme que nos está llevando implacablemente a una gran depresión. Ese mismo dinero que podría sacarnos de la crisis se está usando para crear otra burbuja mayor. Esta vez en un mercado todavía más peligroso que el del ladrillo, porque se trata de un sector básico que si revienta hará que reviente todo desde abajo y me refiero al de los alimentos. Los financieros están jugando a hinchar la pelota y a venderla al siguiente con esto. Los financieros no están siendo controlados porque algunos suponen que son los que deberían reactivar el ciclo, pero no saben hacer otra cosa que lo que han hecho siempre, porque ninguna norma los controla y tienen poder suficiente para que casi ningún país interponga una norma que los frene.




El ciudadano ha ido con todo y contra todo, pero la figura del banco la vio más como un dañador secundario que real, porque al fin y al cabo estamos educados para emular en pequeña escala a los que se dedican a hacer dinero. Nosotros hemos querido hacer siempre dinero para mejorar nuestras condiciones de vida y permitirnos ciertos lujos, pero hemos ignorado muchas cosas que ahora algunos empiezan a mirar o y otros a echar a la opinión pública. La opinión pública está prácticamente controlada por algunos de esos imperios financieros de capital privado que tiene colonizado al capital público.




Tan sólo puedo decir que me siento muy orgulloso de toda esta gente que ha salido a la calle a pedir una democracia real. En la universidad nos educaron para que defendiéramos un sistema en el que algunos no hemos querido creer. Rechazarlo ha sido honrado pero en el plano personal ha resultado más bien negativo, hasta que ves que en ciertos aspectos la calle te está dando ahora la razón, una vez el maquillaje se corre y los liftings son cicatrices, el tinte muestra las canas, los brillos la alopecia, y los puntos negros ya se ven en todas partes. El maquillaje era bonito, pero la fiesta terminó y además fue una puta mierda. La resaca además duele.




Hoy he llamado a mi novia y le he dicho que he ido al Postbank a retirar todo el dinero y meterlo en un calcetín. Después de media hora de cola la mujer de las gafas me dijo que ya no atendían para eso y que si quería hacer esta gestión bastaba con irme al cajero. Le dije que con la máquina yo no tenía relación ninguna y que lo sentía mucho pero que ni siquiera me sabía el PIN. Los que esperaban atrás estallaron en carcajadas, pero se quedaron secos en cuanto dije que lo sacaba todo porque no quería que el banco usara MI dinero en negocios que yo no voy a saber y que a lo mejor no son algo con lo que yo moralmente esté de acuerdo. Quizás la banca habrá perdido tan sólo unos miligramos de su mierda con mi flamante decisión, pero sé que si muchos más lo hicieran entonces se pondrían de rodillas y todos renegociariamos un poco las condiciones de este juego en el que por ahora sólo nos toca perder.