jueves, 26 de febrero de 2009

Despierto con la carátula del álbum que mis amigos me han regalado de Bowie, la máquina del café pega un crujido y me doy cuenta de que el vinilo suena distinto al cd de toda la vida. Pienso que si la Iguana todavía vive es por los royalties que recibe de la versión que su amigo hizo de China girl. La cuestión es que todos los jueves los muesos son gratis en Berlín, menos el Pérgamo, que era el que tenía ganas de volver a ver, pero hay una puta exposición temporal por la que te hacen pagar una fortuna. No me la juego otra vez a colarme en la U-Bahn hasta Hacker Markt para tener que volver a aflojar el bolsillo al bajarme. Me cuentan que es posible ver al ex guitarrista de Nick Cave gratis en Kreuzberg. Rumores, rumores. Pero a Nick le pueden dar por saco. Bowie me recuerda que no crea en el amor moderno: no tengo crédito telefónico y me toca comer lo mismo que ayer y anteayer. Llegan las primeras personas de Barna: Alucinan con todo lo que se encuentran en Berlín. Para mí lo mejor es estar en el barrio donde se pudren los restos de Bertoldt Brecht junto a lo que queda del teatro europeo; chicas salen arregladas de carísimas peluquerías intentando no llegar tarde al curso de burlesque. Tacones sobre las losas. Y pienso que todo el mundo tiene su síndrome. Anoche dimos una vuelta por la fachada del antiguo Partido Comunista. Habéis oído hablar del espartaquismo? En White Trash seguían sirviendo la misma mierda. Hasta tienen salón de tatoo al lado del cuarto de fumar. Estáis en el principio del Este, chicos. Os los podéis pasar bien, pero mañana museos, porque aquí hay museos dedicados hasta a las piezas de Lego. Bowie invita a bailar, el vinilo está nuevísimo y en cuanto arañe dinero iré a por más a la tienda de la calle de al lado. Creo que hasta se alegran de verme. Entradas gratis para el Knaack club sobre la mesa: Eso es para poppies, no? Aunque según una francesa mitómana contra la que competí en el Karaoke, los Rammstein ensayan ahí cada tarde. Miro contrariado el cielo sobre Berlín. El frío invade la habitación patas arriba. El propietario está harto del volumen y a la que puedo le saco el Lobo Estepario de su estantería. Necesito pasear con Harry en alemán. Habrá que aprender a expresarse mejor o sino las camareras sólo pensarán que quiero ligar. Mi compañero de piso sale eufórico de su habitación, me felicita por la fiesta y dice que le encanta sentirse como si estuviéramos en el Club de la Lucha. Esto no es tocar fondo.

domingo, 22 de febrero de 2009

Domingo por la mañana

La nieve cae por doquier. A primera hora de la mañana unos trinos saludan a los noctambulos, a los camareros que pegan el cierre y a los primero coches que cruzan raudos un pavimento impracticable. Copos pegandose a la ropa tras danzar ferentico entre el aire. Daniele Ivanovich camina a mi lado a la salida del bar clandestino: ''Prenzlauer le gusta a todo el mundo, pero yo naci aqui y era un lugar muy triste. Y lo sigue siendo. Que las fachadas esten pintadas de colores no esconde nada, pero para unos dias de vacaciones supongo que esta bien''. Franziska nos coge del brazo para no resbalar en las accidentadas aceras nevadas de la Letterstrasse. Los pulmones son autenticos depositos de hielo, el vaho exhala de nuestras bocas en las largas conversaciones a casa. ''Ahi estaba mi escuela -dice- al lado de la disco donde sueles salir de fiesta''. ''Tu imaginate a viejos maestros de esos de toda la vida hablandoles de Thalmann a niños de 6 años:Thalmann era un gran heroe, invencible, casi con superpoderes''. Y ahora Prenzlauer es el encantador paseo arbolado donde jovenes matrimonios pasean a los niños.
Llego a casa y me hago el cafe que he comprado a medias con mi compañero de piso, el cual esta entusiasmado con los diseños que se han aprovado para remodelar la estacion del Este. Intentan darle a esto un aire de capital que nunca ha tenido. Y lo saben. En los roaring twenties Berlin contaba con mas habitantes que ahora y eso les pesa en la conciencia. Pero la impresion de que no se deja de construir es fabulosa. Uno tiene la impresion de estar involucrado en un proceso.
Mientras las tostadas saltan dos metros encima de mi cabeza y el cafe chorrea de la maquina con un ruido infernal intento darle la vuelta al dial de mi emisora buscando la frecuencia ideal, un par de anuncios absurdos y encontrarme con esa maravillosa voz negra.
Estan escuchando Radio Smoboda...

sábado, 21 de febrero de 2009

Descarriando a la madrugada

Las partidas ficticias con los Mann siguen cobrando sus ases. Es una competicion contra el cuerpo, una lucha constante contra el sueño, el ascetismo del dandy, o de su malograda pretension. El salto de pertiga tiene algo de carrera existencial. La vida vivida como un largo impulso para alcanzar la otra orilla. Mezclo las cartas y las voy repartiendo encima la mesa. No se admiten apuestas. Esta la juego solo yo. Maquiavelo buscaba conversaciones con Dante y Petrarca durante su egregio exilio en el campo. Pero si yo pudiera elegir me buscaria contrincantes, por mero cinismo. A traves de las nieves perpetuas veo gente de distintas procedencias, dandome cuenta de que equivocado que estaba viendolo todo desde el prisma. Las multitudes han acudido aqui, y de cuando en cuando hablan de realidades que yo no hubiera conocido, e intento poner interes.

La nieve que lo cubre todo intenta volverme paciente. Mientras quede fuego en nuestros ojos. Cuando se fundan las nieves, solo entonces, podremos salir de nuestros castillos anegados de invierno para presentar batalla. Las cartas se van mostrando. Este año todos tenemos que demostrar lo que somos. Persistiremos, lucharemos hasta el final. Empiezo a entender Demian. Abri las primeras paginas del Lobo estepario y pude darle la vuelta. Son los libros que me lleve, los que encotnre en la vieja biblioteca de este piso alquilado. Dicen que hace diez años todo era clandestino en Prenzlauer, las tiendas, las casas, los clubs. El encanto de aquello ahora lo buscan en Neukoln, en Lichtenberg, donde es imposible que se reproduzca todo ese fenomeno. Y a mi me da completamente igual. Seguire paseandome con esa baraja del siglo dieciocho, jugando solitarios cuando no quiera conversar. En mi habitacion los discos de vinilo giran en forma de sinfonia mientras la nieve sigue esparciendose por doquier como en cascabeles de cuento. Prenzlauer entero es como las paginas centrales de un libro desplegable, formando inmensos decorados de papel y carton. Ahi la joven de las cerillas y por el canal el soldado de plomo. Si tuviera invitados en mi habitacion prepararia cafe para Kaestner, Hesse y los Mann.
Les diria que ya no duermo mirando el techo como un cielo abierto en el que dibujar ciudades que jamas conoci, sino que me acuesto de dia despues de haber pasado la noche escribiendolo. Amanecera de nuevo y dare mi vuelta por la Helmotplatz con mi mejor ropa. Saludare a los vecinos, sonreire con los ojos y volvere al piso para acostarme. Asi estan cayendo uno a uno los capitulos. Cerrando solitarios.

sábado, 14 de febrero de 2009

Lupercales


Febrero era el mes de purgar segun el antiguo calendario romano. Efebos semidesnudos corrian durante las lupercales, fustigando a cualquier persona que encontraran considerandolo como algo divino. Las mujeres esteriles se exponian para poder lograr la ansiada fertilidad. Marcas purpureas quedaban en las espaldas de las matronas, augurando una extensa prole. Purpura era el color de las prostitutas y lobas era su nombre porque vestian lucian esas pieles. François Villon conto que vivio un invierno tan frio que los mismos lobos asolaron las calles de Paris. Cada dia aparece una niebla antes de que empiecen las nieves de antaño. Siempre los recuerdos. Montones de papeles manchados por vasos volcados encima. Nieve a primera hora de la mañana, cuando todo el mundo empieza decido caer. Helmotplatz amanece cubierta de blanco. La primera ventisca no me hace olvidar el esfuerzo y ahi llegan los perros, siempre ahi, disfrazados en el aire, paseando de nuevo jadeantes, una vez mas. Escucho esta cancion, procuro trabajar de forma incansable tratando de romper barreras. Cuando pocas cosas se sostienen, cuando todo carece de sentido llega el momento de redencion, la expiacion, los deseos incontrolables, las confesiones mas tristes, el momento de lanzarse a las presas y escapar de los perseguidores, el lugar ya es un mero escenario. Hay que buscar la plenitud, purgar lo pasado, destrozarlo hasta que lloren los ojos, duelan los brazos, sangren las encias. Ahora ya no hay creencias. Decidme a quien quisierais ver, que recuperariais, en que os convertiriais, a donde os dejariais llevar.

lunes, 2 de febrero de 2009

XXX

Berlin está todo nevado. Ceno una sopa caliente en el bar de mi calle, escribo cartas. Recuerdos.