viernes, 13 de noviembre de 2009

- Me lo puedes pedir en español, que lo entiendo.
- ¿Ah, pero eres español? Joé estamos en todas partes.
- No, yo no lo soy.
- ¿De dónde eres?
- Yo soy catalán.
- Joder ya estamos.
- Oye donde estamos es en Alemania, así que aquí no me jodas, vale? Si quieres te vuelvo a hablar en alemán, y luego te vuelves a tu país.
Que no es el mismo que el suyo, sabiendo que digo eso a un Estado imperialista traumatizado por las contínuas pérdidas territoriales. El país del que yo vengo es un país castellanizado de la misma manera que ahora tantos están americanizados. Hasta ahí no hay ningún problema. Es el fruto de muchas influencias culturales y de ello ha podido aprender. Que oficialmente forme parte de un Estado en el cual no se tenga muy claro la identidad de algunos de los países que lo forman, es un problema de ese Estado, un problema que lleva a ese Estado a cometer errores no consigo mismo sino también con todos los demás. Eso es España. Pero mi país, que tiene un nombre y se encuentra ahí dentro por una serie de vicisitudes, cada vez tiene más claro lo que es. Sabemos que hasta hace poco, daba bastante vergüenza salir de Cataluña y decir que eras catalán. Incluso hoy la da. Tienes que decir que eres de una ciudad de ahí, pero no dices que eres catalán, porque sabes que muchos te van a mirar mal. En Alemania es otra cosa. No puedes decir que eres catalán porque ellos no tienen ni idea de qué es eso. En cambio sí que saben lo que es un escocés. Me refiero a la gente corriente, que es la que cuenta porque es la que normalmente vemos más todos los días.
Nos ven a través de como ven España: sangría y pandereta. De eso sí que muchos tenemos la culpa, por no decir quienes somos y por haber dejado prosperar ese turismo de hacer dinero rápido, para el que uno se vende.
Lo que me gustaría poder leer en detalle es un libro de como los otros países ven a los españoles. Creo que nos llevaríamos unas cuantas sorpresas.
Pese a ello, España me gusta, nunca he dicho que no, pero creo que la gente debería cambiar un poco la mentalidad o aprender a aceptar sus propios errores de una vez. Nadie es inocente: Tanto el victimismo como la criminalización son conductas que los políticos (tanto de un lado como del otro) se han encargado de trabajar para asegurarse sus escaños y sus cargos públicos desde los cuales beneficiarse en interés propio, no en el de la gente a quienes representan. Su conducta ha sido vergonzosa, comportándose con una inmadurez que ellos atribuyen a ser el reflejo de una ciudadanía que los apoya, cosa que me cuesta creer, porque el ciudadano de a pie tiene un comportamiento mucho más sensato. Esas rebequerías de mandones que no pueden mandar más, no las tienen los ciudadanos que han demostrado en muchísimas ocasiones tener una paciencia ejemplar en situaciones límites, como los apagones, las averías de la red de trenes o una crisis en la que muchos se han visto con nada de la noche a la mañana y bien metidos, por citar sólo unos ejemplos. La clase política que criminaliza a otros colectivos para que no se hable de su incompetencia y se odie a otro por tener más o vivir mejor o por tener de todo sin haber hecho nada, no tiene la categoría de sus ciudadanos. Y ahí llamo la atención a todos los partidos, porque otros juegan a los agraviados para hacer exactamente lo mismo. Cuando todo ha ido mal, meter enmedio a una metrópolis que históricamente oprime y no deja hacer nada o a una cultura distinta que no piensa como ellos como enemigo interno que puede clavar la puñalada por la espalda, es algo que ha ayudado a muchos a mantener sus puestos pero eso ha tenido un precio para la sociedad. Y son esas escenas en las que unos y otros chocan y no están para hostias. Hay que aceptar (pese a la gran ignorancia de todos aquellos que no son pocos precisamente que hablan tantísimo sin tener ni idea, pero ya lo saben todo) que el catalán existe y es cierto que existe porque muchos han hecho mucho para que una cultura milenaria como es esa, no quedara borrada del mapa por culpa régimenes autoritarios, gente a la que después se les agradeció con una patada en el culo o algun homenaje póstumo que siempre queda bien para el que se lo hace, mientras otros se han metido unas cuantas medallas. Eso ha hecho que muchos renegaran de un país del que son al darse cuenta de esas conductas tan cínicas.
A mí me gusta España. Es un sitio que aconsejo a cualquiera. Pero al primer español que me ponga una puta mala cara por decir que no me siento de ahí y que soy catalán le voy a decir algo malo, porque si se lo digo fuera del país, debería pensar que es por algo y debería aparcar su quijotismo o va a terminar comiéndose la rueda del molino.
Porque el español, tiene una tendencia nacionalista muy reprimida que en cuanto la suelta acaba soltando unas peyoraciones connotando a otras épocas que algunos no quieren olvidar por miedo a que esos la repitan, por lo que esos nacionalistas hacen lo correcto, se muerden la lengua, pero se enfurece cuando ve que los "pequeños" (que fueron los que tuvieron que comerse sus rollos casi siempre) dan rienda a sus reivindicaciones de un modo que muchas veces resulta patético. Incluso los de las reivindicaciones son muchas veces los mismos que se han puesto las medallas de otro, por lo que repito, resulta patético. Viviendo aquí en Alemania, se puede decir que el alemán también reprime su nacionalismo, porque es un pueblo imperialista como lo es también el ruso o el japonés. El alemán se reprime pero también se reprimen en todo lo demás y sin embargo y a diferencia del español hace un gran esfuerzo en escuchar a los que no son como ellos, porque ya se han cansado de salir perdiendo a sabiendas de que son caballo ganador. Se han convertido en modelo para muchos de muchas cosas y por mérito propio. Criticables siempre, pero siempre a tenerlos en cuenta.
Recuerdo que un italiano me dijo que a estas alturas en las que el espíritu internacional era algo obvio porque era lo que estaban haciendo todos los países, irse a un nacionalismo era absurdo. Le contesté que era muy fácil ser internacionalista cuando puedes ser lo que eres, en su caso un italiano. A mí lo siento, siempre me ha jodido ser español, como a él le jodería ser francés si París fuera también la capital de Italia, pero no es su caso. Lo fue en otras épocas en las que estaban bajo dominio austríaco en el norte y español en el sur, pero se separaron y creo que cuando estaban en ello no les hubiera hecho gracia enocntrarse con el enterado de turno diciéndoles lo de que ahora que somos todos Europa blah blah. El día que seamos todos seguramente. Pero para empezar la UE no permite la incoporación como nuevos miembros a aquellos países que se hayan segregado de uno que lo sea.
- ¿Por qué hablas de política? ¿No te das cuenta de que a las chicas eso no nos gusta?
- Precisamente por eso. Así las que no me interesan ya no se acercan. ¿Tú a quién votaste?

2 comentarios:

Albert el papú dijo...

Jo macho, qué triste. Eso que cuentas en esta entrada me ha pasado a mí siempre que he viajado a algún lugar. De hecho, ya es tradición lo del tío que habla español pero dice que no es español, que es catalán. En mi opinión, son gente alienada por la política ni más ni menos. Gente sin libertad alguna. Me dan pena.

matamala dijo...

gran entrada!!!

Es un asunto que incomoda a mas de uno o mejor dicho a muchos, me hace gracia que puedas decir en Berlin que eres extremeño y no que eres vasco porque ya estan pensando que eres anti español...

y ya no quiero pensar si hablas catalan o gallego que son lenguas tan españolas como el castellano.

no, no señor, yo soy de un sitio el que sea, hablo español y estoy orgulloso de poder comunicarme con la gente que lo habla que por suerte son muchos pero no me preguntes que es lo que siento.

Soy español, pues claro, soy ciudadano de la Union europea pues claro, si me siento español o si me siento de la Union Europea eso es problema mio...